Aunque hoy se encarga de la coordinación deportiva de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 que se llevarán a cabo en Buenos Aires, su nombre está vinculado al voleibol desde hace casi cuarenta años. No sólo brilló como entrenador en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, donde el combinado albiceleste obtuvo el cuarto puesto, sino que además demostró todas sus capacidades en Club de Amigos, donde fue campeón, en Ferro, en Náutico Hacoaj y en Bolívar, donde ejerció como manager.
Pero el nombre me sonaba de antes, como el de un conocido que no veía hace mucho tiempo… y una búsqueda en Internet lo confirmó: Carlos Getzelevich lucía el número 1 cuando la «generación dorada» del voleibol argentino obtuvo la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de 1982. Como si no fuera suficiente con los nervios de la primera entrevista, resulta que iba a conversar con uno de los héroes de mi infancia.
Dejame contarte que mis primeros años de vida transcurrieron entre Buenos Aires y Colonia (en donde por la cercanía se ve televisión argentina), de modo que mi primer acercamiento al voleibol fue con las selecciones que obtuvieron el Sudamericano Juvenil de 1980 y luego la recordada medalla de bronce en el Mundial de 1982. Esos logros los viví con alegría y emoción como si fuera un argentino más y luego se sumó la admiración al conocer las dificultades que debieron superar. Fueron hitos importantes en la historia del voleibol argentino y que, más allá de los logros deportivos, a ustedes les valió ganarse el cariño de la gente.
Sí, la verdad que ese mundial fue un antes y un después para el vóley argentino. Ese resultado pudo, digamos, enamorar a la gente y a partir de eso volverlo un deporte más popular, porque antes era más familiar, más en la playa se jugaba al vóley en ese momento y gracias al mundial fue algo que marcó un hito ese tercer puesto y bueno, la verdad que éramos muy jóvenes y es siempre un gran recuerdo.
Esa generación tuvo otro gran momento en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, logrando una nueva medalla de bronce, pero en esa ocasión ya no jugabas.
No, ya no jugaba, no. Yo tuve una hernia de disco y quedé medio golpeado, estuve lesionado como un año y empecé de vuelta después del ’88 que fui a jugar a Italia nuevamente y bueno, después ya me pasó de vuelta lo de la espalda y ya de joven a los veintiocho empecé a entrenar.
¿Cuál fue el primer equipo que entrenaste?
El primer equipo que entrené fue Ferrocarril Oeste. En Ferro empecé a dirigir con mini así, inferiores, te estoy hablando del ochenta y pico. Y bueno después tuve la posibilidad de irme a Italia a dirigir. Volví a Italia, dirigí las selecciones masculinas de juveniles y de menores, dirigí Ferro mayores mujeres, estuve de asistente técnico con Daniel Castellani en la selección adulta.
¿Eso fue en el 2000?
No, en el ’96 en Atlanta.
¿Y en el 2000 ya eras el técnico?
En el 2000 fui el técnico del cuarto puesto en Sidney.
Ese fue otro momento importante.
Sí, sí, pudimos quebrar a la selección de Brasil en cuartos de final, ganamos 3-1 y la verdad que fue importante.
Recuerdo ese partido porque el comentarista de la transmisión en Uruguay era un entrenador muy conocido aquí [Walter Vázquez] y decía “estamos viendo una de las pocas veces que Argentina le gana a Brasil.” Realmente fue un partidazo y en general una excelente participación en los Juegos Olímpicos. Me imagino que habrá sido una de tus satisfacciones más grandes como entrenador.
Sí obvio, llegar a una semifinal olímpica es muy fuerte. Perdimos esa semifinal con Rusia 3-1, la verdad que fue un partido muy parejo. Y después terminamos perdiendo la de bronce con Italia y bueno, en ese momento salió campeón Yugoslavia que le ganó a Rusia la final. Pero fue también otro de los hitos, después del tercer puesto del ’88 es la mejor actuación de otro equipo argentino en un Juego Olímpico.
Lamentablemente éste último Juego Olímpico la selección estaba muy bien, en Río estaba para quebrar a Brasil pero bueno, después realmente Brasil mereció el oro porque barrió a Argentina que por primera vez salió primera de su zona, contra el cuarto que fue Brasil que empezó jugando mal.
Sí, lo de Brasil fue de menos a más y en el partido con Argentina parece que hicieron el clic. Como diciendo “si pudimos con esta selección Argentina, estamos para llegar a lo más alto.” Y es que realmente Argentina venía muy bien.
Sí, claro, tal cual.
Algo que siempre me llamó la atención es cómo el voleibol se volvió un deporte tan popular en Argentina. Una explicación posible es que lo que ustedes hicieron para superar las dificultades (y que hoy se ven como anécdotas, como entrenar dentro de una piscina) llevó a que la gente se sintiera identificada.
Lo de la piscina era en Obras de San Juan. En Obras de San Juan cuando no había gimnasio entrenabas en invierno en la piscina vacía y después hacían en un baldío jueguito 1 vs. 1, 2 vs. 2. Y ahí nació por ejemplo Raúl Quiroga y muchos otros jugadores de selección.
Creo que esas historias son las que llegan al corazón de la gente, que entendió que detrás de ese equipo había muchísimo “laburo” y a partir de ahí los apoya incondicionalmente. Al punto tal que muchos años después, en los Juegos Panamericanos de 1995 en Mar del Plata, el aliento del público era como tener un jugador más en la cancha.
Sí, fue increíble. No hay muchos lugares en el mundo donde sean tan fanáticos del vóley. Vos tenés sí Brasil, Polonia, Italia pero yo creo que Argentina debe estar dentro de los cuatro o cinco equipos con mejor hinchada y audiencia en el mundo… Japón es otro pero la hinchada de Japón es diferente, va mucha gente en Japón a ver el voleibol. Así que, en ese sentido, está bueno.
Después de ser entrenador tuviste otros roles. Gerente o director deportivo…
Claro, sí, sí. Estuve trabajando con Bolívar. Yo salí campeón de la Liga Nacional como técnico con Club de Amigos en la temporada 2005/2006. Después de ahí me convocó Javier Weber para ser el director deportivo de Bolívar. Estuve durante siete años en Bolívar trabajando. Y bueno, después de eso comencé un proyecto nuevo en Lomas de Zamora, donde conseguimos tener un equipo también de Liga Nacional con todas sus divisiones inferiores, y que hoy bueno está peleando siempre con UPCN y Bolívar los primeros puestos. Al día de hoy estoy más alejado del vóley porque estoy coordinando, hago la coordinación general en el ENARD de los 32 deportes para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 que se van a realizar en Buenos Aires.
Justo te iba a preguntar, porque esa coordinación debe ser un trabajo enorme y sin embargo te tomaste un tiempito para venir a Maldonado. ¿Estabas extrañando el voleibol?
En realidad siempre estoy relacionado con Lomas porque más allá de no dirigir, el cuerpo técnico que estaba conmigo son los que siguen el trabajo. La gente de la dirección de deportes es la misma. Así que además del trabajo cotidiano de coordinar los 32 deportes, sigo relacionado con Lomas Vóley, cotidianamente hablo por teléfono, voy a ver los partidos, pero no estoy entrenando puntualmente.
Repasando la historia y organización del voleibol en Argentina, en los ochenta tenían problemas para formar una liga competitiva, al punto que ustedes tenían que jugar fuera del país para poder mantener un nivel adecuado y competir luego con la selección. En años más recientes se formó una liga que deportivamente se ve competitiva, pero que en su organización o financiamiento parece tener vaivenes importantes. Por poner un ejemplo, equipos que obtienen el título y al año siguiente no participan porque no pueden sostener el presupuesto. A pesar de eso, ¿vos crees que la liga argentina evoluciona, que va a seguir creciendo?
Sí, yo creo que, bueno, los resultados de Argentina a nivel internacional es gracias a la buena, digamos, el buen nivel que tiene la liga argentina. O sea, la liga más allá de esos cambios que decís que, son a veces traumáticos, ha podido mantener equipos como Bolívar, o como UPCN o mismo Lomas que ya tiene su quinto año, o UNTREF, diferentes equipos que mantienen una línea. Y bueno, obviamente sería mejor que no haya tantos altos y bajos. Pero también la Liga A2 es muy fuerte, en la cual las selecciones de base pueden jugar y juegan contra adultos y entonces eso también les da un roce muy bueno a estos chicos y se consiguen los resultados que hoy se están viendo: Argentina salió campeón mundial U23, en los últimos mundiales y sudamericanos hubo prevalencia de Argentina sobre Brasil cosa que era muy esporádico. Entonces, realmente el trabajo de la liga, de los clubes y de la A2 es importante y por suerte siguen saliendo jugadores.
¿Esos muy buenos resultados se producen porque se está trabajando mucho más en formativas?
Sí, sí, en realidad no es de ahora es de hace ya diez años que realmente se está con éste proyecto y viendo los frutos ahora. Es un trabajo que se hizo a largo plazo y la verdad que fue muy bien hecho y los resultados demuestran eso.
¿Cómo se organizan en ese sentido?
Concentraciones, ver a los jugadores del interior, ir a los [torneos] argentinos. En Argentina existe la posibilidad de, cada año se hacen torneos argentinos en las provincias, entonces de ahí se nutre la selección de base con estos chicos. Y bueno, a partir de diferentes concentraciones que se van haciendo durante todo el año, se mantiene esa base, se van los técnicos a ver los torneos argentinos, los abiertos que existen en Buenos Aires que son muchos, y la verdad que eso está muy bien organizado y por suerte da sus frutos.
¿Es un mérito de la federación, de los entrenadores, de todos?
Y de todos, de todos, yo creo que de todos. Un acierto primero de la federación, esto históricamente ya existe lo de las concentraciones y desde la época que yo jugaba digamos ya concentrábamos para que nos vea el técnico entrenar, hacer preselecciones y bueno, ya data de hace muchos años, entonces hay una historia detrás que es muy fuerte. Y bueno, si eso se encaminó también con esto que fue un acierto de poder jugar en la A2 los equipos de menores, la selección de menores, hace que tengan ese plus, puedan llegar a los mundiales y sudamericanos con otro bagaje y bueno es un acierto también de los técnicos. Entonces es una conjunción de todo.
A pesar de no conocer la realidad del voleibol en Uruguay, ¿qué recomendación podrías dejarnos para, por decirlo de alguna manera, empezar a recorrer el camino correcto?
Yo creo que lo primero es tener un nivel organizativo desde la federación que pueda tener muy claro cuáles son las divisiones en las cuales juegan los chicos. En Argentina está muy claro que es sub mini vóley, sub-13, sub-15, sub-17, y bueno a partir de eso, la organización y el juego colectivo entre esos mismos pares se va a poder, digamos, empezar a crecer. Y obviamente acá no hay secretos, sino poder entrenar siempre un poco más, tener el estímulo.
Yo hablaba con una profesora que me decía que entrenaba tres veces a la semana por una hora pero con cuarenta chicos. Se hace muy difícil con cuarenta chicos poderle brindar a cada chico una atención puntualmente y bueno, habría que ver eso, o aumentar la cantidad de horas de entrenamiento para que el chico realmente pueda estar mejor. Yo en realidad me llevo una mejor impresión de lo que es el mini vóley y los chicos que lo que vi más en juveniles y adultos; bueno, capaz que esto no fue la medida obviamente de lo que pasa en Uruguay, pero yo creo que si se instala éste reglamento generalizado y se trabaja muy bien de base se puede llegar.
La última pregunta. Más temprano te comentaba que varios entrenadores estamos trabajando en organizar una asociación para, entre otros objetivos, definir criterios comunes, elevar el nivel y mantenernos actualizados a través de la formación profesional. ¿Tenés alguna recomendación para nosotros?
Sí, en realidad como te dije antes, me parece que el hecho de poder entrenar un poco más y el hecho de que los técnicos puedan ser vistos en la federación como un aliado para poder reglamentar como se juega y armar entre todos. Esto es como una mesa con las diferentes patas que serían lo dirigencial, los jugadores, los técnicos y el público. Entonces sí realmente se puede dentro de éste trabajo incluir en la federación a los técnicos para que en la federación, digamos, podamos ayudar desde lo técnico para corregir ciertas cosas. Yo creo que no tiene que sentir la federación que es un enemigo el técnico, al contrario, es un amigo para poder desarrollar con ideas inteligentes un nuevo vóley en Uruguay.
Licenciado en Análisis de Sistemas y Entrenador FIVB Nivel II. Jugaba al rugby hasta que un pasaje por Bohemios lo vinculó al voleibol. Luego pasó por Neptuno, Pelotaris de Paysandú, COETC y Universidad ORT Uruguay. Como entrenador dirigió en categoría juvenil a Bohemios, Nacional y Selección de Montevideo, y en categoría sénior a Universidad ORT Uruguay. Actualmente es el Coordinador de la Asociación Uruguaya de Entrenadores de Voleibol (AUEV).