Carmelo Bosco (1943-2003) fue un destacado fisiólogo deportivo italiano. Investigador y docente en numerosas universidades, laboratorios y centros de entrenamiento, se desempeñó en campos tan variados que su trabajo aportó conocimientos en biomecánica, fisiología, bioquímica, entrenamiento e ingeniería.
Formación
Diplomado por el ISEF de Turín en 1968, se trasladó a Finlandia en donde se licenció en 1975 en Biología de la Actividad Física por la Universidad de Jyväskylä. En esta misma institución obtuvo la especialización en Fisiología y Anatomía Funcional (Ph.Lic.) en 1978 y el Doctorado de Investigación en Fisiología y Biomecánica del deporte en 1982. En 1992 obtuvo el Doctorado de Investigación por la Facultad de Medicina de la Universidad de Saint-Étienne y en 1994 fue nombrado Doctor honoris causa por la Universidad de Budapest.
Docente
Entre 1975 y 1985 trabajó como profesor en la Universidad de Jyväskylä y bajo la tutela de Paavo Komi formó uno de los grupos más activos en investigación deportiva. En 1985 es nombrado director del Laboratorio de Fisiología y Biomecánica del Deporte del Instituto del Deporte de Kuortane y en sus últimos años fue colaborador habitual de la NASA y la ESA.
Investigador
A finales de los ’70 comenzó a estudiar los efectos del pre-estiramiento en la respuesta del músculo así como la reutilización de la energía elástica. En 1982 descubrió que el pre-estiramiento varía en función del tipo de fibra muscular reclutada y determinó la contribución del reflejo de estiramiento en las acciones de estiramiento-acortamiento.
En 1987 demostró que el ahorro energético ligado a las acciones de estiramiento-acortamiento está ligado al tiempo utilizado en el pre-estiramiento, y en 1995 que la testosterona está más ligada a la velocidad de contracción que a la fuerza.
A principios de los ’80 investigó sobre la respuesta del músculo a la hipergravedad y a partir de 1997 sobre los efectos de la microgravedad y su aplicación en la medicina aeroespacial. Al mismo tiempo investigó sobre el efecto de las vibraciones mecánicas sobre el cuerpo humano y descubrió los efectos de dichas vibraciones sobre la respuesta hormonal, mecánica y electromiográfica.
Por sus antecedentes en el deporte, primero como atleta y después como entrenador de atletismo, siempre buscó que los estudios y conocimientos generados en el laboratorio tuvieran aplicación práctica. En tal sentido, asesoró a deportistas (Alberto Tomba), clubes (Chicago Bulls, Brescia, Catanzaro, Udinese entre otros) y federaciones (FIDAL, FIPAV).
Innovador
Para llevar adelante sus investigaciones, diseñó instrumentos que luego serían adoptados por distintos profesionales del deporte, ya que pueden utilizarse fuera del laboratorio, son muy simples de usar y aportan información clave tanto al investigador como al entrenador.
En 1980 introdujo una batería de pruebas orientada a la valoración neuro-muscular del tren inferior (luego conocida como Test de Bosco) que utiliza el Ergo Jump, un instrumento formado por una plataforma sensible y un procesador que permite determinar las características de los distintos factores de fuerza presentes en la ejecución de saltos.
Ese mismo año presentó el Ergo Runner, un instrumento que proporciona todos los parámetros de carrera en tiempo real.
En 1990 aparece el Bio Robot, que permite el control del entrenamiento de fuerza y de potencia y puede utilizarse con cualquier máquina que actúe contra la gravedad o con pesas libres.
Posteriormente lo mejora y aparece el Ergo Power, con el cual propone una nueva forma de entrenamiento de la fuerza basado en la potencia generada en cada contracción, dando así nacimiento a una de las formas más efectivas de entrenamiento: el entrenamiento con biofeedback.
Su último aporte a la evaluación fue el Muscle Lab, un sistema diseñado para la NASA que permite la medición simultánea y en tiempo real de fuerza, potencia, velocidad, desplazamiento, ángulos, parámetros de carrera, de salto y electromiografía.
Al estudiar los efectos de las vibraciones se enfrentó a la necesidad de dispositivos adecuados para producirlas. Fue así que nacieron NEMES y varios otros instrumentos que se utilizan actualmente de manera muy efectiva en entrenamiento deportivo, preparación de astronautas, rehabilitación de lesiones y en prevención y tratamiento de osteoporosis.
Colaborador
Viajero infatigable y ciudadano del mundo, se trasladó a todos los lugares en los que había algo que aprender y a todos los rincones desde los cuales lo invitaban a dar cursos y conferencias.
En sus viajes fue encontrando distintos colaboradores que aportaron información del área de conocimiento que mejor conocían: bioquímica, medicina, biomecánica, fisiología, electrónica, informática, entrenamiento, técnica deportiva y otras.
En su país natal coincidió con una generación extraordinaria de entrenadores y estudiosos que llevaron al deporte italiano, y especialmente al atletismo, a lo más alto.
Autor
Produjo cerca de doscientos artículos científicos, de los cuales se han publicado 130 en revistas internacionales. Publicó siete libros que fueron traducidos a varios idiomas, entre los cuales destaca especialmente La fuerza muscular, aspectos metodológicos (título original en italiano La forza muscolare. Aspetti fisiologici ed applicazioni pratiche) considerado por muchos especialistas como el mejor compendio sobre los fundamentos del entrenamiento de fuerza.