Entrevista con Davide Mazzanti, entrenador de la Selección femenina de voleibol de Italia (II)

Time-out, manejo del estrés, derecho al error, puntos fuertes

12. Time-out: ¿cómo hacerse entender en los momentos difíciles del equipo, se utilizan expresiones “fuertes” o se usan tonos o palabras más tranquilas? ¿Qué modalidad utilizas cuando el equipo pierde la dirección?

El enfado me llega más en el entrenamiento que en el partido porque en el entrenamiento muchas veces tienes que crear el desafío, y es más normal buscar esa actitud. En el partido, en cambio, siento que todos estamos del mismo lado y que las personas a las que hay que desafiar están al otro lado de la red, así que raramente desafío a ninguna de las mías durante el partido.

Lo que hago cuando siento que el equipo no va en la dirección que se espera, es ser el primero en recordar —tal vez no en un tono enojado pero sí más firme—, que debemos permanecer fieles a nuestra identidad. Muy a menudo los entrenadores, cuando las cosas no van bien, tenemos el hábito de decir, “empecemos por las cosas fáciles”, siguiendo la progresión. Por la forma en que juega nuestra Selección, si digo algo así, es el fin. Jugamos peor. Están acostumbradas a tomar riesgos, a ir a un ritmo elevado.

Frecuentemente, en el entrenamiento jugamos a velocidades más altas de lo normal para tener la habilidad, en situaciones donde las cosas no salen, de “abrir el gas”, una expresión que uso para devolverles esa sensación, en lugar de desacelerar. Es absurdo pensar que podemos retomar nuestro ritmo yendo más despacio, para reencontrarlo tenemos que acelerar. En lugar de pensar en cómo recrear una situación fácil en la que todas tienen que recomenzar juntas, prefiero conseguir ese cambio de ritmo aunque sea en una jugadora, porque quizá sea suficiente con que una jugadora haga algo excepcional para reconectar a todas las demás. Por eso las animo a buscar algo más que ser conservadoras y progresivas, porque esa cosa extra las vuelve a encender a todas.

13. ¿Cómo controlas tu estado de ánimo cuando la comunicación con la atleta no tiene los efectos deseados y cómo manejas tus emociones ante una derrota, un error o una decisión equivocada?

Trato de permanecer en la burbuja, para bien o para mal, gane o pierda. Mi idea, que es una especie de maldición, es que no puedo hacer todo igual que ayer. Tengo que cambiar algo para conseguir algo más. Y a lo largo de los años he aprendido a hacerlo como sea, no depende de ganar o perder. Me hace sonreír cuando escucho después de una derrota: “ah, los otros han preparado bien el partido.” Sinceramente, lo preparo bien siempre, no es que le haya prestado menos atención, es sólo que he perdido.

Cada camino se compone de la misma cantidad de locura y método. La misma. Sólo que a veces te lleva a ganar y a veces a perder. Estar enfocado en ese viaje te induce siempre a cuestionarlo. [Zdeněk] Zeman sostiene que, “El resultado de un partido puede ser casual, el desempeño no. El resultado no es necesariamente el indicador de un buen trabajo realizado.” Sólo puedes trabajar en lo que está bajo tu control, que es el desempeño, luego el resultado depende de muchos factores, como por ejemplo el oponente.

La historia de Philippe Petit nos cuenta una aventura de locura y método increíble. [El 7 de agosto de 1974 el equilibrista francés Philippe Petit realizó su hazaña más famosa y espectacular: fue de una torre a la otra del World Trade Center de Nueva York —las Torres Gemelas— caminando sobre un cable suspendido a más de 400 metros de altura. Sobre esta hazaña Petit escribió más tarde un libro (Alcanzar las nubes: Mi paseo por el alambre entre las Torres Gemelas), del cual en 2008 se hizo un documental (Man on Wire) que ganó muchos premios, incluido un Oscar.]

Pero unos años antes, en una aventura de igual locura y método, Franz Reichelt obtuvo un resultado decididamente diferente. [Franz Reichelt fue el protagonista de una de las tragedias ligadas a la Torre Eiffel. El 4 de febrero de 1912, el sastre vienés saltó desde la primera plataforma de la Torre Eiffel y se estrelló contra el suelo mientras probaba un paracaídas de su propia invención en el que había trabajado durante meses.]

Uno pudo contarlo y pasa como un héroe, el otro no y pasa como un idiota.

Los entrenadores tenemos que convivir con éste aspecto, hay un límite muy sutil que separa ser un héroe de ser un idiota, pero es un límite que no puede hacer toda esta diferencia: es decir, para los demás sí, pero para nosotros no, para nosotros son sólo pequeños detalles. Creo que lo más importante es no caer en éste diferencial que es tan amplio para el exterior, pero que en realidad se genera por partes pequeñísimas.

14. ¿Cómo se manejan los momentos de ansiedad/estrés del equipo? ¿Cómo se comporta un entrenador en estos momentos, por ejemplo en el discurso previo al partido?

Depende de la situación. Si hablamos de la Selección, la Selección es un equipo acostumbrado a vivir las emociones ya de un modo importante, así que con ellas nunca pienso en despertar emociones antes del partido porque ya están a mil, de hecho tengo cuidado de mantenerme alejado de las emociones. En esos casos, no hay que prenderles fuego. Posiblemente tengas que moderarlas.

Pero por ejemplo, antes de los cuartos de final con Rusia, después del video les mostré fotos de Philippe Petit. Sentí que estaban muy tensas, cargando tantas expectativas porque ese partido significaba ir a jugar por una medalla o irse a casa sin nada. Parecía que después del partido con Eslovaquia nosotros mismos tambaleábamos sobre ese cable, y decidí mostrarles esas fotos. Sonreía sobre el cable y una de sus frases decía: “La única incertidumbre en la caída se mantuvo en equilibrio por el hecho de expresarme.” Y era lo mismo para nosotros. Podía elegir poner el cable a 50 metros y cayendo se habría estrellado de todos modos, pero eligió ponerlo a 400 metros. Les dije: “No importa dónde pongas el cable, aunque lo pongamos cada vez más alto, lo que tenemos que hacer es expresarnos.”

Otras veces ha habido situaciones en las que sólo he resaltado nuestra identidad y cuánto ha hecho la diferencia en determinadas situaciones. Esa identidad que reforzada es suficiente para poder vencer a los demás.

15. Si estás tratando con chicas jóvenes que aún no han desarrollado su propia identidad, ¿qué haces?

Si les tienes miedo ciertamente no puedes calmarlas, así que tu estado debe ser de certeza. Aquí lo único que hay que hacer es estar en un estado de confianza y seguridad de que eres capaz de guiarlas.

Recuerdo que antes del quinto play-off (finales del Scudetto [2014-2015] Casalmaggiore versus Novara) [Jovana] Stevanović se me acerca después de terminado el entrenamiento de la mañana y me dice: “Davide, ¿me enseñas el manos afuera sobre la fast?” Y le digo: “Mira Jole, no tiene sentido ahora mismo, lo que sabes hacer y lo que podemos hacer es suficiente para ganar esta noche.”

“Sí, lo sé, pero tú enséñamelo, cuéntame más sobre ello.”

Y ahí me dejé guiar por ella. El sentido común habría sido no añadir nada en ese momento para mantener nuestra identidad, pero ella estaba tan convencida de que quería esa cosa que la seguí.

Nos quedamos allí y probamos dos pelotas con ella empujándola en las manos del segundo entrenador que estaba encima de la silla. La primera pelota de la final ocurre esa situación exacta, ella hace punto con manos y afuera, se vuelve hacia mí exultante y con los brazos al cielo.

Hay cosas que no cambian en tres meses, mientras que ella sintió esa mejora, la percibió, la quiso y la aprendió en pocos segundos.

Por eso es difícil dar una regla, porque fui el primero en romper esa regla: antes de un partido tan importante no toco nada y quiero que confíen en su propia identidad, pero si ellas están tan convencidas de algo, yo las sigo.

16. ¿Cómo distingues los tipos de errores sobre los cuales intervenir? “Los atletas tienen derecho a cometer errores.” ¿Puedes aclarar tu posición con respecto al error?

Yo sobre los errores buenos y menos buenos no tengo ideas muy claras. Un error es un error, bueno o malo sigue siendo un error.

Hay que hacer esta aclaración con respecto a mi idea de entrenar: si quieres entrenar la técnica en el juego, debes ser bueno comunicando que hoy entrenamos esta parte del juego para que todos nos enfoquemos en el hecho de que esa parte debe ser la parte sobre la cual ponemos la atención, trabajamos más y hacemos más correcciones. El resto lo dejamos pasar un poco más hoy, no es que no sea importante pero estamos más concentrados en esa parte que hemos elegido del juego o individual. La intervención debe hacerse en lo que decidimos poner el foco, el resto lo dejamos al margen.

El derecho al error no significa que el deportista haga lo que quiera, sino que la máxima atención debe estar en esa área.

El derecho al error es evitar juzgar el error. Pero no significa morderse la lengua (me callo) y con todo el cuerpo (lenguaje no verbal) comunicar otro mensaje.

El derecho al error no consiste en guardar silencio (que después de un error tiende a ser un feedback general y negativo), sino que se garantiza a la atleta cuando el entrenador proporciona un feedback específico, que también puede ser negativo, pero sin utilizar el “no” porque eso es un feedback equivocado (aquí la profundización lingüística). Por feedback negativo quiero decir que te doy la información de que esa cosa se ha hecho de una manera diferente a la habitual.

Entonces puedes usar las técnicas, por ejemplo el feedback sándwich (enlaza aquí si no lo conoces), es una modalidad que siempre uso: inmediatamente le digo la cosa que salió bien, que funcionó a pesar del error. Fijo inmediatamente con la atleta lo que me gusta, luego voy sobre la mejora, “quédate con ésta, siente mejor ésta otra.” Otras veces, si se produjo la acción que esperaba, también puedo decir, “sigue sintiendo esa cosa, sin perder la atención en ese aspecto, entonces veremos qué pasa.” Es importante ser eficaz en la comunicación cuando se va a modificar un aspecto técnico.

17. Es difícil para una mujer, para una joven, mostrarse y aceptar que es vulnerable, fallar, cometer errores. ¡Que son parte del camino, pero sobre todo del juego! ¿Tratas estos temas con los grupos y las individualidades, y cómo intervienes en la práctica diaria?

En mi opinión, estas son cosas que la atleta debe percibir, debe vivir, y no necesariamente tienen que ser explicadas. Al igual que no sentirse juzgada, o sentir la confianza del entrenador. También podría explicar que es importante ser creativo, pero si cada vez que una atleta hace algo creativo le digo, “no, hagámoslo así”, el mensaje no llega. Funciona mejor explicar poco y ser coherente con ese principio. Tal vez lo que hago es decir, “mira, hagamos esto de esta manera porque creo en esto”, y luego lo vivo y hago que lo vivan de esa manera.

Somos vulnerables… sí, todos lo somos… pero no quiero poner en la cabeza de las chicas demasiadas etiquetas. Me gusta proponer mi idea y mi identidad y luego vivirla en la cancha, sin necesariamente afrontar discursos que puedan generar otros pensamientos. También porque a menudo a lo que nos apegamos es a nuestras creencias (las jugadoras están desmotivadas, son superficiales, son caca de pollo…) que no son la realidad por lo que hay que tener cuidado y tiene más sentido permanecer en la cancha. También es útil pedirles más información, porque a veces hacemos películas que son completamente diferentes de la verdad y desde ahí hacemos juicios sobre la persona y su perspectiva.

Uno de los mayores daños que podemos hacer con las atletas jóvenes es empezar a predecir su perspectiva poniéndoles un tatuaje.

18. ¿Cuáles son los puntos fuertes de un grupo de mujeres? ¿Cuáles son los puntos críticos?

El punto fuerte de las mujeres es sin duda la calidad y la atención que ponen en los detalles y el trabajo, en el sentido de que si le das a una chica una tarea se queda en la caja fuerte. Si el macho, metafóricamente hablando, es como un bolsillo perforado, es decir, lo que sale de allí desaparece, las mujeres están más representadas por una alcancía: para bien o para mal lo que se pone queda.

Cuando pones cosas en la alcancía tienes que tener mucho cuidado porque esa cosa se queda ahí y quién sabe por cuánto tiempo. Puede que una atleta me diga, “Recuerdo lo que me dijiste aquella vez” y te preguntarás cuándo, mientras que ella lo recuerda perfectamente porque la impresionó. Éste aspecto, por un lado, es una ventaja por la calidad que luego pone en el trabajo y por el manejo del detalle, por otro lado es delicado porque las emociones de una mujer experimentan picos importantes.

Recuerdo que cuando estaba entrenando en la tercera división pensaba, “¡Qué aburrido es esto de que siempre tienes que llorar!”, entonces llego a la A1, a Santeramo y me encuentro en una situación cuando estaba dirigiendo el entrenamiento. Hacemos un ejercicio sobre el primer tiempo, el primer tiempo no llega y la central empieza a llorar. En ese momento desacredité el mito de que las crisis de llanto dependían de la categoría. En realidad, es un sentimiento de frustración con el que viven las chicas y con el que siempre tienes que lidiar. Tienes que tratar de averiguar qué tipo de sentimiento tienen en esa situación.

19. Cada grupo, cada equipo tiene reglas. Según tu experiencia, ¿es más útil establecer reglas al principio de la temporada dando directrices sobre lo que se espera del equipo, o es más eficaz adquirir las reglas que permiten una convivencia pacífica y un ambiente sano mientras se trabaja sobre la base de lo que sucede y cómo se relacionan las chicas/el staff?

Creo que el entrenador debe establecer las reglas de lo que le suena mal, es decir, debe entender qué cosas pueden quitarle su energía. Cuando estaba en los clubes, usaba los play-offs para entender efectivamente lo que me molestaba. Era un momento perfecto porque era muy particular, uno de esos momentos en los que todos los nudos vienen al peine: hay estrés y es el final del año, así que el respeto de las reglas es un poco deficiente. Solía escribir las cosas, por ejemplo que de visitante no me gusta que haya demasiada gente. Ese es el tipo de reglas que pongo como entrenador, dos o tres cosas, las que sé que realmente me quitan la energía y me pueden condicionar cuando se producen en el máximo desempeño. Pero en todo lo demás, en lo que se refiere a la vida cotidiana en el gimnasio, me gusta que el equipo lo defina porque cada equipo tiene su propia historia. Así que, “OK, ¿qué valor le damos a los retrasos? ¿Qué valor le damos a…?”, esto debe ser estipulado con el equipo. Las reglas básicas, las más importantes, siempre surgen, pero vienen de ellas y no se imponen desde arriba. Lo bueno de éste mecanismo es que se responsabilizan de hacerlas cumplir, “si tú haces las reglas, tú las controlas.”

[Continuará]


Éste artículo fue publicado originalmente en el sitio web de Giulia Momoli

Giulia Momoli
Giulia Momoli

En el ámbito deportivo destacó como jugadora de voleibol de playa al coronarse en tres ocasiones campeona de Italia (2007, 2012 y 2015) y obtener más de 50 medallas nacionales e internacionales. Fue la primera atleta italiana en recibir el título de Entrenador de Voleibol de Playa por mérito deportivo y en 2016 el CONI le otorgó la medalla de bronce al valor atlético. Su desarrollo académico transcurrió en paralelo con su carrera deportiva y en 2005 obtuvo su título como Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Padua. En 2013 finaliza el Máster en Coaching de Ekis The Coaching Company, certificándose como Mental Coach in Life, Sport & Business. También realizó estudios certificados en áreas relacionadas al coaching y al rendimiento deportivo, y en 2019 el Máster nivel 1 y nivel 2 con Giorgio Nardone. Como escritora, promueve personalmente su imagen a través de una actividad constante y muy popular en redes sociales y en su sitio web, edita su propia columna en una revista deportiva online y también firma numerosos artículos en periódicos de su país.