Instrucciones para ganar: NO equivocarse

¿Alguna vez has prestado atención a las palabras que dices mientras entrenas y juegas?

Piensa en algunas de las situaciones que te suceden: por ejemplo, la pelota que puede marcar la diferencia en el set, un gesto técnico que estás mejorando con dificultad, el entrenador que te hace entrar a la cancha desde el banco para un cambio en un momento delicado.

¿Qué piensas en esos momentos? ¿Cómo te hablas a ti mismo? ¿De una forma positiva y fortalecedora o de una forma negativa? ¿Te apoyas a ti mismo o bajas tu autoestima? ¿Comunicas certeza o creas dudas?

Las palabras que nos decimos en voz alta y mentalmente a nosotros mismos tienen un poder extraordinario: aprendiendo a manejarlas podemos llegar a ser extraordinariamente efectivos.

Estoy segura de que has oído a tus compañeros de equipo o a otros atletas elogiarse o criticarse duramente durante un juego. Cada uno de nosotros habla consigo mismo. Conoces la vocecita dentro de tu cabeza que en el momento clave te dice, “No debo equivocarme, no debo equivocarme, no debo equivocarme, ¡no debo equivocarme!” Esa vocecita es nuestro diálogo interno. Cuando pensamos, es como si estuviéramos charlando con nosotros mismos: hacemos preguntas, nos animamos, ¡nos regañamos! Nuestra mente piensa todo el tiempo y dialogamos con nosotros mismos.

En cada momento de nuestra vida, la calidad de nuestro diálogo interno determina la calidad de los resultados que alcanzamos con nuestras acciones. El diálogo interno actúa sobre la concentración, influye en la motivación, refuerza o destruye la confianza, por lo que se puede ver lo importante que es formularlo de manera correcta.

Hablando de ese famoso, “no te equivoques” que resuena no sólo en nuestras cabezas, sino también en los gimnasios y en las canchas de playa, quiero mostrarles el efecto de esa única palabra, el “no”, explicando cómo funciona nuestra mente.

Simplificando, el cerebro en una primera etapa del pensamiento, no procesa la información expresada en forma de negación.

Nuestra mente no es capaz de procesar (en un primer nivel), la palabra NO porque es una construcción lingüística, es un concepto. Luego interviene la parte racional que entiende, “¡Ah OK, no quieres esa cosa!”, pero mientras tanto la tortilla está hecha porque en nuestro cerebro hemos creado imágenes que recuerdan exactamente la cosa que no queremos. Cuando imaginas que no quieres equivocarte en la siguiente acción, sea la que sea, y como primera imagen aparece justamente la acción equivocada… ¡es un autogol!

Te doy un ejemplo: si te pido que imagines delante de ti un roble exuberante, muy grande, hermoso, verde… y te digo que no imagines un pequeño mono dando vueltas entre sus ramas, que no imagines un pequeño mono con el trasero rosa divirtiéndose entre las ramas… ¿en qué estás pensando? En el pequeño mono, ¿no es verdad?

OK, es la primera vez, te reto con otro ejemplo: no pienses en cuál es el nombre de pila de Juantorena, ¡no pienses en ello! ¡Y no pienses en cuál es el nombre de pila de Egonu!

¿Qué pasa? OK, te doy una fácil: ¡no pienses en el número de tu casa!

Me voy a detener aquí, sé que has entendido el esquema exactamente: para cumplir con mi petición de no pensar en algo, ¡tienes que pensarlo primero! Y cuando esa imagen está en tu mente, es demasiado tarde porque tu cerebro tiende a darse cuenta. ¿Ahora entiendes cuál es la trampa detrás de la frase, “No debo equivocarme”?

Con demasiada frecuencia el atleta tiene más claro qué cosa no quiere o no quiere más, en vez de aquello que quiere. La mente, para aprovechar todos los recursos, necesita indicaciones claras, inequívocas y específicas: si una persona no sabe lo que quiere y no sabe adónde ir, sino sólo adónde no quiere ir o qué no quiere conseguir… bueno, ¡ahí es exactamente donde termina!

Cuando aprendes a controlar lo que piensas y lo que anticipas mentalmente, ¡marcas la diferencia! Así que unos simples pasos:

  1. Concéntrate en lo que quieres, el resultado que quieres conseguir, el desempeño, el gesto que quieres hacer. ¡Olvida lo que no quieres!

  2. En lugar de, “no tengo que cometer errores”, entrénate para decir, “ataco en zona 1”, “hago el ataque perfecto”, “hago un ace”, “ataco con el brazo extendido”, “ataco largo”, “separo los brazos del cuerpo en la recepción”…

  3. Si ves el error, no te preocupes, toma el control: reduce mentalmente la imagen, apártala y luego vuelve a enfocarte en lo que quieres lograr.

  4. Entrénate para hacer este proceso con frecuencia, conviértelo en un hábito, para que tu inconsciente entienda que quieres repetir el gesto técnico correcto, que quieres tener la sensación de certeza en los momentos cumbre, que quieres ser claro y lúcido sobre lo que quieres lograr.

Sólo me resta invitarlos a experimentar con esta pequeña nueva herramienta.


Éste artículo fue publicado originalmente en Volleyball.it

Giulia Momoli
Giulia Momoli

En el ámbito deportivo destacó como jugadora de voleibol de playa al coronarse en tres ocasiones campeona de Italia (2007, 2012 y 2015) y obtener más de 50 medallas nacionales e internacionales. Fue la primera atleta italiana en recibir el título de Entrenador de Voleibol de Playa por mérito deportivo y en 2016 el CONI le otorgó la medalla de bronce al valor atlético. Su desarrollo académico transcurrió en paralelo con su carrera deportiva y en 2005 obtuvo su título como Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Padua. En 2013 finaliza el Máster en Coaching de Ekis The Coaching Company, certificándose como Mental Coach in Life, Sport & Business. También realizó estudios certificados en áreas relacionadas al coaching y al rendimiento deportivo, y en 2019 el Máster nivel 1 y nivel 2 con Giorgio Nardone. Como escritora, promueve personalmente su imagen a través de una actividad constante y muy popular en redes sociales y en su sitio web, edita su propia columna en una revista deportiva online y también firma numerosos artículos en periódicos de su país.