En éste trabajo se exponen los argumentos que sostienen el abordaje didáctico de lo que denominamos Voley Circular una propuesta didáctica centrada en un juego motor reglado con base en el voleibol, dirigido a niños y niñas de edad escolar.
En línea con lo expresado por la Secretaría de Deporte de la Nación, la Federación Metropolitana de Voleibol considera al deporte —y en éste caso al voleibol— como un aspecto fundamental para el desarrollo de niños, jóvenes y adultos de todo el país, y a la vez como un derecho que debe ser garantizado en tanto práctica que promueve la inclusión social, la integración y el desarrollo humano en todas sus dimensiones.
Ya en los «Simposios Internacionales de Minivoley y Voleibol Escolar» realizados en nuestro país en los años 1982 y 2011, algunas conclusiones finales expresaron las ideas anteriores: «El minivoley forma parte del proceso educativo de los niñas y niñas.»
Desde éste lugar, mirando el presente y dejándonos volar hacia el futuro nos damos cuenta que estamos en deuda con la iniciación al voleibol, en cuanto a lograr que paulatinamente una mayor cantidad de niños y niñas lo practiquen. Mucho dependerá el alcanzar o no ese objetivo, en buscar las mejores formas para que mediante las tareas propuestas, los pequeños jugadores se diviertan, se motiven por los propios logros y adquieran un sentimiento de pertenencia respecto al club al cual ellos representen.
Creemos que éste inicio del aprendizaje puede comenzar en los primeros años de la escolaridad primaria, con la condición de que las clases sean divertidas, desafiantes, que consistan en juegos (básicamente jugar con el voley) y que presenten principalmente problemas tácticos y estratégicos. Las preguntas de los niños que debemos escuchar son ¿Qué hacer? y ¿Cuándo hacerlo? pero nunca ¿Cuándo jugamos?
Se habla a menudo del juego como si se tratara de un descanso del aprendizaje serio, pero «para los niños el juego es parte fundamental del aprendizaje serio. Jugar es realmente el trabajo de la infancia» (Rogers, 1971). Como decía un viejo texto del profesorado, al fin y al cabo el juego es la actividad más seria que realiza un niño.
Cabe a esta altura una aclaración, y es que nuestro objetivo no debe ser solo incrementar la cantidad de jugadores, sino también de todas aquellas personas que hacen a éste deporte, como los profesores, entrenadores, árbitros y al público que alienta y disfruta. Todos forman parte del desarrollo deportivo de niños y niñas. En esta etapa las experiencias motrices deben ser agradables y placenteras (deberían serlo siempre, pero en particular en las edades tempranas), proponiendo actividades que estimulen el desarrollo cognitivo y motor. En un momento de captación y de enseñanza posterior, a la que particularidades de los practicantes le debemos prestar mucha atención. Es por ello que las personas involucradas deben estar al nivel de éste desafío.
Es muy importante subrayar en éste punto, que el modelo tradicional de aprendizaje de los deportes centrados casi exclusivamente en las técnicas ha sido superado por otras formas de enseñanza, y esto reviste mayor importancia en la iniciación al vóley. Los nuevos enfoques proponen la comprensión de los principios estratégicos y tácticos, basándose en el aprendizaje significativo (que tenga sentido para el que aprende) y en el constructivismo (lo que se aprende debe ser construido e incorporado por el alumno): «Debemos lograr que los jugadores sean participantes del entrenamiento, no solo ejecutantes.»
En éste marco es necesario comprender que los protagonistas son los niños y las niñas que juegan, y que deben ser ayudados, es decir verdaderamente andamiados por los profesores/entrenadores, quienes asumen en éste enfoque el papel de guías y motivadores.
De esta concepción de aprendizaje, que persigue atender a las capacidades y posibilidades del que aprende, nace el concepto de juego modificado. Hace ya unas décadas dos autores ingleses, Bunker y Thorpe (1982) propusieron la necesidad de que los niños aprendan los juegos y los deportes en una situación global, adaptándola a sus posibilidades de percepción, comprensión y decisión. Esta temática fue retomada por varios autores, siendo uno de los principales Devís Devís.
Nuestra propuesta: el Voley Circular
A partir de lo expresado anteriormente, creemos que el Voley Circular es un contenido óptimo para los niños y niñas en edades tempranas, por las posibilidades que ofrece a los jugadores de ser protagonistas del juego y de disfrute a través de la intensa motricidad que propone. Las distintas situaciones que aparecen en el transcurso del juego plantean ricos problemas a resolver, dentro de un marco de reglas flexibles en el cual cada niño buscará su respuesta a las exigencias de la lógica del juego.
¿A qué llamamos «lógica de juego»? A las constantes estructuras (táctica, estrategia, técnica, espacio de juego, reglamento y comunicación motriz), lo que distingue al voleibol de otros deportes (aunque sean de red, como el tenis). Es decir, los niños/as para apropiarse del voleibol y disfrutarlo deben necesariamente comprender su lógica, y no ser receptores pasivos de información.
Uno de los elementos consecutivos a la lógica interna, y de suma importancia a la hora de diseñar las tareas de aprendizaje, es el espacio de juego. Éste debe organizarse para posibilitar que los niños alcancen los posicionamientos necesarios para atrapar/golpear la pelota en las mejores condiciones, lograr defenderla en su territorio (que no caiga) y observar en la cancha contraria los espacios vacíos para atacar (que pique). Hablamos de los dos elementos constitutivos de la táctica: el ataque y la defensa.
Cada vez que el pequeño jugador cambia el rol (de atacante a defensor) debe también cambiar su visión de juego, reelaborar sus acciones y progresivamente aprender a jugar sin la pelota: recibir y prepararse para atacar, defender y pasar a atacar, etc. Esta dinámica debe enseñarse, pues éste «antes-durante-después» es una motricidad específica del vóley.
Cabe aquí preguntarse ¿cuáles son las principales características de los niños de los primeros años de escolaridad primaria, por lo menos en nuestro ámbito socio cultural? Creemos en primer lugar que el placer y la continua necesidad de moverse.
El Voley Circular, con la rotación constante, persigue satisfacer esa necesidad y compensar el déficit motriz del voleibol en sus primeros momentos, problema que otros deportes que no son de rebotes no tienen. Por otra parte, si pensamos en el vóley como un deporte dinámico y situacional debemos enseñarlo desde esta perspectiva.
Otra característica de los niños de estas edades: el poco tiempo de atención en las tareas. La atención es un estado de vigilancia para recibir y procesar la información, aspecto muy relacionado con la anticipación, imprescindible en éste deporte: lectura de las trayectorias, observación del contrario, etc. En relación a esto el Voley Circular por sus características permite vivenciar con gran intensidad estímulos sensoriales y emocionales, enriqueciendo las experiencias de aprendizaje e interviniendo activamente sobre la motivación.
En síntesis, el profesor/entrenador debe organizar la enseñanza partiendo desde la lógica interna del voleibol. El desafío es diseñar situaciones de aprendizaje que permitan a los niños desarrollar durante las clases de voleibol circular, la comprensión de las tareas y por ello las técnicas de los grandes no deben ser en el aquí y ahora el contenido central de las sesiones (será muy importante en el futuro): puede jugarse con pelota tomada y lanzada o golpeada, introduciendo el golpe de manos altas o las otras técnicas cuando sea oportuno.
La propuesta de práctica variada, conectada con los saberes previos de los pequeños jugadores, con desafíos alcanzables y sobre todo, promoviendo el aprender con los otros niños y de los otros en un ambiente placentero y lúdico, debe ser el camino para lograr los objetivos planteados.
¡Mucha suerte con el trabajo!
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Éste artículo fue publicado originalmente en Federación Metropolitana de Voleibol
Horacio Gomez
Profesor de Educación Física por ISEFI/ISEF. Entrenador Nacional Nivel 2 de la FMV. Secretario Nacional de Minivoley de la FeVA. Instructor de Minivoley en el CDRV FIVB en Argentina. Secretario Técnico de la FMV. Director de los programas "El Voley va a la Escuela" (nivel primario), "Voley Media" (nivel secundario), "Voley Circular" y "Monster Block Teen's" de la FMV, los cuales ha presentado en diferentes federaciones provinciales y universidades de Argentina, así como también en Bélgica, Brasil, Cuba, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Uruguay.
José Fotia
Profesor de Educación Física por FaHCE (UNLP). Docente e investigador en UNLP. Entrenador Nivel 3 FMV de Argentina y Entrenador Nivel 2 FeVA. Integrante del Registro de Expertos en Actividad Física y Deporte, Didáctica y Metodología de la CONEAU del Ministerio de Educación desde el año 2008. Ex-Director Técnico del equipo femenino mayor del Club Estudiantes de La Plata en la División de Honor Metropolitana. Asistente Técnico de la Selección femenina de voleibol de Argentina en la Copa Mundial de Voleibol Femenino de 2003. Distinguido por el COA. Autor de diversas publicaciones en revistas especializadas en educación física y voleibol. Creador junto con Horacio Gómez del programa “Monster Block Teen’s” reconocido por su propuesta didáctica y de desarrollo del deporte.