Bernardinho: Mi voleibol

Transcripción y resumen de la entrevista realizada en el canal YouTube #ioStoaCasaeParloDiPallavolo, conducido por Maurizio Moretti y Rocco Bruni.

¿Cuáles son los principios y la filosofía de tu voleibol?

En los primeros años que empecé a entrenar en Italia, aprendí mucho de los entrenadores italianos. Cuando empecé a entrenar era un poco la imagen de lo que era como jugador: un atleta con un talento muy limitado, así que trabajé duro para compensar estas carencias.

Siempre he creído mucho en el trabajo. Trabajamos mucho, con interminables repeticiones sobre la técnica.

Siempre he estudiado mucho a los mejores entrenadores del mundo y sigo estudiando también hoy mirando a los mejores. Cuando me dejan entrar en los estadios voy a pasarle pelotas a todo el mundo.

Cuando volví a Brasil después de mi experiencia en Módena me consideraron un “fracaso” y luego me convertí en un fenómeno. No soy ni lo uno ni lo otro. Soy un trabajador al que le gusta mucho estudiar y mi filosofía es que todos los días se aprende algo.

Mi filosofía se ha ido construyendo a lo largo del tiempo viendo primero a Bebeto [de Freitas], que era un gran entrenador, y luego a todos los que he tenido la oportunidad de ver trabajar. Lo más importante son los fundamentos.

[Karch] Kiraly dice que el voleibol es, en primer lugar, el control de la pelota y, a continuación, las posiciones correctas en la cancha, la táctica. Muchos de nuestros resultados son fruto de la intensidad y de la cantidad de trabajo. Los brasileños estamos acostumbrados a una carga de trabajo tan intensa que nos permite ser competitivos.

Cuando fui a entrenar a la selección femenina, teníamos buenas jugadoras pero llevábamos muchos años sin ganar nada. Trabajamos mucho tanto a nivel técnico como físico, y sobre todo desde éste punto de vista la selección femenina de Brasil dio un gran salto de calidad en esos años.

En el lado masculino, en cambio, a la selección brasileña le faltó un poco de continuidad, a pesar de contar con grandes talentos de poco más de veinte años de edad. Después de los Juegos Olímpicos de 2000, con la selección masculina brasileña en sexto lugar, llegué como entrenador. Inmediatamente, al venir del lado femenino, tuve que estudiar mucho para entender el voleibol masculino.

Tenía jugadores (Giba, Dante [Amaral], André [Heller]) que no eran muy altos. Pero con ellos podía acelerar mucho el juego. El armador titular era Maurício [Lima], que tenía dos manos de oro, y luego había otro armador un poco regordete al que nadie quería en Italia, Ricardo [Garcia]. Probamos ese camino (un voleibol muy rápido) y entendimos que ese podía ser nuestro camino. De vez en cuando entraba Anderson [Rodrigues] como opuesto para atacar la pelota alta cuando teníamos problemas en la recepción. Encontramos un equilibrio en el equipo con Ricardo en lugar de Maurício porque le gustaba arriesgar, jugando a toda velocidad incluso cometiendo algunos errores.

Volviendo a mi filosofía diría: mucho trabajo, estudio y consistencia. No tenemos una filosofía rígida del tipo “Brasil juega así”. Intentamos adaptar el juego a las características de los jugadores que tenemos disponibles. Cuando André se retiró y dejó la selección, llegó [Leandro] Vissotto que tenía unas características completamente diferentes y con él no podíamos jugar la pelota súper rápida que jugábamos con André, así que cambiamos algo. Cuando perdí a Ricardo y entró Bruno [Rezende], al principio no jugábamos con gran velocidad. Pero encontramos un central, Lucas [Saatkamp], que jugaba muy bien con Bruno. El otro central, Gustavo [Endres], era un gran bloqueador pero como atacante era normal, no excepcional, pero daba mucha consistencia al equipo.

Cuando llegué al equipo masculino, basándome en los jugadores que tenía disponibles, intenté aportar algo de la defensa que tenía mi equipo cuando entrenaba a las mujeres. Un poco al estilo de Francia. Porque estoy convencido de que en el equipo masculino se puede trabajar más en defensa.

Recuerdo que fuimos a un torneo en Alemania, donde entrenaba [Stelian] Moculescu, y observando uno de nuestros entrenamientos me dijo que parecía el entrenamiento de un equipo femenino. Tenía un equipo muy fuerte físicamente, alto, potente, con bloqueo triple muy a menudo, y contra ellos jugamos sólo con toques, decidiendo jugar un partido sin tomar un bloqueo pero poniéndolos en crisis con los toques porque no defendían. Eran duros, lentos, no eran capaces de defender.

Y pensamos que jugando, defendiendo y rejugando muchas veces podríamos ganar. A veces la primera acción de nuestro cambio de saque no era muy efectiva, pero nuestra segunda acción sí. Así que decidimos seguir éste camino para dar consistencia al equipo e intentar estar entre los mejores.

Hoy en día, la primera pregunta que me hago cuando tengo que iniciar una nueva aventura con un equipo es “con quién” voy a afrontarla. Porque para ganar no es necesario tener siempre a los mejores, sino tener un equipo que tenga esos valores que considero indispensables, el primero de los cuales es la integridad.

Un famoso entrenador de los Boston Celtics de hace muchos años llamado Red Auerbach solía decir “yo nunca engaño a mis jugadores”. No debes decir mentiras a tus jugadores y viceversa. Todos debemos ser transparentes, justos, porque se puede ser duro pero si hay justicia se avanza.

El segundo valor es “el equipo primero”. El tercero, que es un principio de nuestra cultura, es “entrenamiento extremo”. Los demás pueden tener más talento que nosotros, y no podemos hacer nada al respecto, no es algo que esté bajo nuestro control. Pero la cantidad de trabajo es algo que está bajo nuestro control, así como la dedicación al proyecto, y en estos aspectos podemos hacerlo mejor que nadie, porque eso sí que depende de nosotros.

Si un jugador no quiere trabajar duro, está bien, pero está afuera de nuestro equipo. Con nosotros el equipo es una orquesta y si un jugador quiere ser solista no puede estar con nosotros. He intentado basar el trabajo de mis equipos en estos conceptos.

¿Qué crees que es lo más importante para ganar y en qué medida influye esto en tus entrenamientos?

Lo primero es el equilibrio del equipo. Además, en el voleibol masculino, si no puedes ser agresivo con el saque, estás en problemas. Los mejores equipos, incluso en los momentos más difíciles del partido, siguen siendo muy agresivos con el saque para intentar poner en apuros a los rivales. Que no significa sólo sacar fuerte sino también tener sacadores en salto flotante agresivos, que saquen bien, porque el saque en salto flotante agresivo puede crear grandes problemas en la recepción del rival.

Volviendo al equilibrio del equipo, es muy importante que los jugadores no piensen sólo en la primera acción, que concluyan siempre y sólo el punto con la primera acción, sino que den continuidad al juego porque eso marca la diferencia.

Otro aspecto importante en el voleibol masculino es tener rematadores físicamente fuertes que te permitan jugar incluso cuando no tienes una recepción tan precisa. En el voleibol femenino es un poco diferente; el saque también es muy importante allí, pero con el hecho de que las acciones son más largas, el saque se vuelve menos importante.

En general, el ataque es ciertamente muy importante, pero es aún más importante gestionar el sistema, saber gestionar con inteligencia el ataque con pelota no perfecta para poderse crear la posibilidad de tener una segunda acción.

Cuando [Yoandy] Leal llegó a la selección, en Brasil se decía que Leal y [Ricardo] Lucarelli no podían jugar juntos. Yo respondí que eso no era así, sólo había que mirar el voleibol mundial. Rusia tiene dos puestos 4 que, sumados, no hacen un receptor. Ganamos la Olimpiada sin grandes receptores pero con atacantes de punta fuertes y con un central que incluso con la recepción floja juega con eficacia el primer tiempo.

Si un equipo puede desplegar dos puestos 4 muy fuertes en ataque, no puede prescindir de hacerlos jugar juntos. Tal vez en el transcurso del set se puedan cambiar de vez en cuando, como hace la Lube cuando cada tanto saca a Leal por [Jiří] Kovář que da un poco más de equilibrio, pero básicamente en el 4 juegan los dos atacantes más fuertes.

La fuerza de los dos puntas es un elemento muy importante y distingue a los equipos más fuertes. Tenemos que encontrar un sistema para poner en la cancha a los atacantes más fuertes a costa de asumir algunos riesgos.

¿Cómo construyes la sesión de entrenamiento? ¿Cuáles son tus principios? ¿Y cuánto entrenas el saque y la recepción?

En el equipo nacional teníamos una semana típica con: dos sesiones el lunes, dos el martes, una el miércoles, dos el jueves, una el viernes por la mañana y luego dejaba el fin de semana libre. Con estas ocho sesiones no solemos saltarnos la mañana, excepto el viernes por la mañana porque hacemos trabajo técnico.

En los entrenamientos en los que no saltamos utilizamos máquinas lanzapelotas, asistentes que sacan, de manera que tenemos recepción todos los días en el entrenamiento de la mañana. En el entrenamiento de la tarde, donde saltamos, siempre tenemos saque, de modo que tanto el saque como la recepción se entrenan al menos una vez cada día de la semana.

En los clubes a los que he entrenado también he utilizado un sistema muy parecido a éste que he usado en la selección. Por la mañana dividimos mucho el equipo para hacer trabajos específicos, pero la recepción está ahí todos los días. Hoy en día en mi opinión en muchos jugadores falta calidad en éste fundamento y los problemas de calidad solo se solucionan repitiendo, repitiendo, recreando situaciones similares a las del partido, creando situaciones difíciles, fijando objetivos que para ser alcanzados deben hacer sufrir a los jugadores.

Trabajar, trabajar en todos los planos posibles. Los centrales, por la mañana, aunque no salten, trabajan los desplazamientos, el pase de dedos; nos enfocamos especialmente en lo que luego tendrán que hacer durante los partidos. Porque a lo mejor en un momento decisivo el armador defiende, el líbero está afuera, el central tiene que armar y si hace un desastre luego nos comemos las manos. Y así por la mañana con los centrales repetimos mucho estas acciones; hacen gastar poca energía a los centrales, pero son detalles que luego resultan muy importantes para el resultado final. Al final, a menudo son los detalles los que marcan la diferencia.

Por las tardes, nuestro trabajo se basa en una filosofía algo diferente a la europea en donde se trabaja mucho con ejercicios por objetivos. Nosotros hacemos mucho menos trabajos por objetivos; los hacemos también pero menos. Si tengo que conseguir un objetivo buscaré las soluciones más eficientes, por lo que trabajaremos poco sobre los puntos débiles. Si soy el armador y hago un ejercicio por objetivo le doy la pelota siempre al más eficiente; dejo de lado lo que pueden ser los puntos débiles y por lo tanto no los entreno. Y si no los entreno, luego en el partido tendrán problemas. Si en cambio mezclo a los jugadores y hago mucho volumen de entrenamiento, en ese momento se contemplan todas las soluciones y no sólo las más eficientes que en cambio voy a buscar si tengo un objetivo de puntos.

Trabajar mucho por objetivos en mi opinión, mismo por estas consideraciones, limita el crecimiento de algunas situaciones técnicas.

En el 6 contra 6, ¿usas titulares y suplentes o mezclas los equipos? ¿Utilizas segundas y terceras pelotas? ¿Con puntuación o sin ella?

Muchas veces trabajamos sin puntuación. Con las mujeres utilizo un poco de puntuación al final del entrenamiento para desarrollar un poco de competitividad; los hombres tienen más competitividad, son más competitivos de por sí, y por eso es menos útil usar las puntuaciones.

Yo más que puntos prefiero crear situaciones; creo la situación con recepción perfecta, la situación con recepción negativa, y así sucesivamente, y las entreno. Por ejemplo, cuando tenía a Fofão, que tenía 42 años y ya no saltaba al bloqueo, en las rotaciones en las que estaba en primera línea bloqueábamos doble y las sacadoras tiraban el saque a mil.

Pero nosotros estas situaciones en el entrenamiento las ensayábamos muchísimo. Yo creo mucho en la construcción de estas situaciones en el entrenamiento, entrenarlas, trabajar sobre los puntos débiles para mejorarlos.

¿Hablas con los jugadores durante el entrenamiento? ¿Das feedback positivo? ¿Los reprendes cuando se equivocan? ¿Los haces repetir?

Depende. He tenido grandes jugadores a los que les gustaban mucho los retos, las cosas más difíciles, jugar en canchas calientes, con público animando en tu contra. Y con ellos me comportaba de una manera. Después de esa generación tuve una generación muy diferente, con la que si hubiera utilizado el mismo feedback, el mismo estilo de comunicación, habría hecho daño, porque para ellos no era bueno, necesitaban otra cosa.

Estudié mucho y aprendí el feedback “sándwich” en el que primero doy un feedback positivo, luego corrijo y finalmente doy otro feedback positivo. Y comprendí que con esta nueva generación era mejor éste tipo de feedback. No porque fueran mejores o peores que las anteriores, sino simplemente porque eran diferentes.

Las generaciones son diferentes. Y nosotros tenemos que adaptarnos a ellas. Los principios y valores básicos deben seguir siendo los mismos, pero la forma debe ser diferente. Porque siempre debemos asegurarnos de tener a los jugadores lo más cómodos posible.

Muchas veces intentamos cambiar a nuestros jugadores, pero ¿cuántas veces pensamos que nosotros también podemos cambiar? Hay muchachos que sometidos mucho a presión sufren, mientras que otros prosperan cuando se les presiona. Y lo mismo ocurre con las mujeres; a algunas les gusta el desafío, a otras no tanto. Nuestra tarea consiste en comprender estas situaciones y comportarnos en consecuencia para sacar lo mejor de ellas.

Cada persona es diferente y por lo tanto para cada persona se necesita una estrategia diferente. Así que hay que tratarlos de forma diferente, pero con los mismos principios.

¿Cuánta autonomía das a tus jugadores? ¿Cuánto compartes con ellos?

En mis inicios como entrenador, quizá por una cuestión de inseguridad, daba demasiada información, que luego se convertía en interferencia, en caos. Hay que estudiar mucho y adquirir mucha información, por ejemplo sobre el adversario, pero luego hay que filtrarlo todo y transmitirles la información más esencial y sencilla.

Hoy en día en Brasil a nivel social tenemos una situación en la que muchos niños dejan la escuela muy pronto y por lo tanto no desarrollan la capacidad de concentración, de estudio. Entonces sucede que incluso con jugadores avanzados las reuniones técnicas de más de 15 minutos ya no son fructíferas; están allí pero piensan en sus propios asuntos, no le sirve a nadie.

Por eso mi filosofía es dar unas pocas informaciones concisas e involucrarlos mucho en el estudio del adversario durante la preparación del partido. De éste modo les hacemos ganarse la autonomía a nuestros jugadores. No debo ser yo quien da autonomía sino que ellos tienen que ganársela. Y muchas veces los jugadores no quieren autonomía porque están más cómodos y seguros si les das la información. “Hice lo que dijiste” es la mejor manera de liberarse de toda responsabilidad. Otros, en cambio, quieren hacer, quieren tomar decisiones; son los que leen, los que miran, los que estudian, y a estos me gusta darles espacio.

La autonomía es un proceso. El líbero de Trento tiene plena libertad para manejar la segunda línea, como me pasó a mí con Sérgio [Santos], porque son jugadores capaces de tomar la autonomía que se necesita. Ahora tengo un joven líbero que está mejorando mucho, pero todavía no es capaz de tomar la autonomía que tenía Sérgio en la cancha. Tiene que entender, estudiar las situaciones, comprender dónde, cómo, cuándo. Lo mismo para los centrales. Gustavo era alguien que tenía la capacidad de comandar nuestro bloqueo en la cancha. Tenía una persona en mi staff que se encargaba del bloqueo; hablaba con Gustavo pero luego era Gustavo quien tomaba la decisión en la cancha. Pero esto porque él era capaz de hacerlo.

Mucho tiene que ver también con la personalidad del jugador; con querer asumir ciertas responsabilidades, porque a algunos no les interesa, no quieren asumirlas.

¿Cómo divides las tareas con tu staff en el entrenamiento y en el partido? ¿Y qué importancia consideras que tiene el intercambio de información entre los jugadores tanto en los partidos como en los entrenamientos?

En el staff siempre he tenido un asistente que comparte conmigo la información sobre el plan estratégico del partido. Luego hay otro que tiene una tarea más enfocada en el trabajo técnico en el entrenamiento y en el scout técnico de nuestro equipo durante los partidos. Y luego hay un scout externo, que no está en el banco, que observa a los adversarios. En el entrenamiento suele haber otros entrenadores que ayudan en el gimnasio a los que doy responsabilidades precisas; por ejemplo, seguir a un determinado jugador en un detalle de un fundamento en el que debe mejorar (por ejemplo, lanzar la pelota en el saque, etc.).

Respecto al intercambio de información entre los jugadores, volvemos a la cuestión de saber asumir la responsabilidad. Cuando Sidão [dos Santos] llegó a la selección, Gustavo le daba indicaciones, sobre todo respecto al bloqueo, al igual que Rodrigão [Santana] con los jóvenes centrales que llegaban a la selección. Y esto es algo que me gusta mucho porque, en primer lugar, demuestra el compromiso de nuestros jugadores más experimentados, que se preocupan por ayudar a los más jóvenes a crecer.

También es interesante porque siempre somos los entrenadores los que estimulamos a los atletas a hacer algo, y si estas indicaciones vienen también de otra voz que no es la de los entrenadores creo que es importante. Es algo que los hombres hacen con más facilidad mientras que a las mujeres les cuesta un poco más hacerlo, pero nosotros debemos estimularlo.

¿Cómo preparas y cómo gestionas el partido? ¿Y el pospartido?

En el entrenamiento trabajamos sobre todo en nosotros mismos, pero un poco también pensando en el equipo al que nos enfrentaremos en el próximo partido. Hay partidos especialmente importantes que los preparamos trabajando en cada sesión de entrenamiento de la semana sobre las cosas que pueden poner en dificultades al rival. Tomamos las dos o tres cosas que sabemos que pueden poner en dificultades a ese equipo, establecemos una estrategia de juego y la repetimos cada día, continuamente, a lo largo de la semana.

Durante el partido vemos si hay que hacer algún ajuste a lo que habíamos preparado. Hablo con los centrales para el bloqueo, con el líbero para la defensa. Muchos entrenadores se basan sólo en los números; los números son importantes pero hay otras cosas, intangibles, que son igual de importantes, sensaciones que no se transmiten sólo con números sino que el entrenador, al igual que el armador para la distribución del juego, debe “sentir”.

En cuanto al pospartido hacemos un video muy compacto con el estudio de nuestro juego con las cosas a mejorar para mostrar a algunos jugadores o a todo el equipo con el fin de llevar el foco sobre las cosas más importantes.


Éste artículo fue publicado originalmente en Il Club del Volley.

Filippo Vagli
Filippo Vagli
Entrenador de voleibol y escritor | Más datos

Nació en Parma en 1967, se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Parma de 1988 a 1992 y continuó sus estudios con un máster en Counseling y Coaching de Vida aplicado al deporte. Vinculado al voleibol desde su adolescencia, como jugador obtuvo con el Santàl Parma un campeonato sub-17 y disputó una treintena de partidos en selecciones de menores. En categoría sénior obtuvo con el Santàl Parma la Copa de Campeones 1984-85 y la Copa Italia 1986-87. Luego continuó su carrera en varios equipos de la Serie B del norte de Italia. Obligado a interrumpir la actividad competitiva debido a una lesión, obtuvo la licencia de entrenador nivel III, dirigió durante veinte años a nivel juvenil y sénior (entrenador asistente del Maxicono Parma en la temporada 1999-2000) y ejerció como Director Técnico en importantes clubes de Parma. Actualmente se dedica a la organización empresarial, escribe relatos y análisis técnicos en su blog Il Club del Volley y en la revista online Volleyball.it. También colaboró con François Salvagni y Ciro Zoratti en la versión italiana de Entrenador Ganador.