Cambio, decisiones, preparación del partido, gestión del estrés
El entrenador vicecampeón olímpico [2016] se pone a disposición para analizar algunas de las dinámicas que ha enfrentado o está por enfrentar con la selección italiana y más. Valiosas consideraciones que pueden inspirar a cada entrenador en su maravilloso camino educativo.
¡Feliz lectura!
Flexibilidad, respeto de las reglas, cambio: la fase que estamos atravesando es dura, pero puede ser educativa, ¿qué opinas?
Esta es una fase en la que tenemos que aceptar la idea del cambio y la adaptación cotidiana a un escenario que muta continuamente.
Cuando voy a las empresas para hablar de gestión de grupos, de mentalidad, de maximización de la eficiencia de las personas, hablamos de lo difícil que es cambiar y modificar los hábitos.
Siempre tomo el ejemplo del fumador o de la persona con sobrepeso. El cambio está muy a menudo vinculado a experiencias fuertes (incluso traumáticas): el fumador afirma haber intentado dejar de fumar pero nunca lo ha conseguido porque es difícil, porque no puede prescindir de ello. En un momento dado se enferma, se asusta y al día siguiente ya no fuma. Y allí se da cuenta que no era cierto que no fuera posible cambiar (en el coaching la mayoría de los cambios ocurren en un instante, los llamamos experiencias emocionales correctivas) y lo mismo ocurre con el sobrepeso. Hay situaciones que te ponen frente a una sola posibilidad y, para no perderlo todo, aceptas esa posibilidad aunque sea incómoda, difícil y complicada.
Esta (del Coronavirus) es una situación para vivir así. Algunos dicen que puede ser una oportunidad para ser mejores: si hace dos meses nos hubieran dicho “Quédate en casa veinte días, un mes sin moverte” habríamos respondido “¡Estás loco!”, en cambio tenemos que hacerlo y lo estamos haciendo. De hecho es un pequeño trauma, es una petición, casi una imposición, básicamente nos piden que cambiemos nuestros hábitos.
¡Es un desafío!
Los deportistas estamos acostumbrados a vivir de desafíos y somos un ejemplo en éste sentido, porque se trata de un desafío a todos los efectos. A menudo nos encontramos con oponentes que en el papel son más fuertes que nosotros y, sin embargo, salimos a la cancha pensando que si hacemos todo perfecto como lo pensamos y entrenamos, si lo creemos, etc., lo jugamos, tenemos una oportunidad de ganar incluso contra un oponente que en el papel es mucho más fuerte que nosotros. Esto es lo que nos pasa constantemente: el desafío no es un desafío si no se lucha hasta la última pelota, si no la juego hasta el final.
Ganarle al Coronavirus será hacer caer la última pelota lo antes posible porque significará que habremos jugado al máximo, haciendo las cosas lo mejor posible.
Quien viene al ambiente deportivo es entrenado para respetar las reglas, el deportista está acostumbrado a tener un entrenador que dice “Ahora hacemos esto por el bien del equipo” y el deportista lo hace. Algo que quien no es de éste ambiente probablemente lo sufre más o tiene más dificultades para hacerlo.
Cierto, el deporte en sí mismo tiene reglas: no puedes decidir jugar cinco partidos en una semana, luego quedarte quieto un mes y salir de vacaciones. Sabes que tienes que hacer x partidos preparándote de cierta manera, y si crees que necesitas dos días más para prepararte mejor para un partido considerado más importante… bueno, no los tienes y por lo tanto tienes que optimizar ese tiempo, tienes que mantenerte en las reglas de juego.
El deporte en esto nos acostumbra a vivir en un contexto de respeto a las reglas.
Cuando hablamos pedagógicamente de la importancia del deporte para los niños y jóvenes desde el punto de vista educativo, lo hacemos en éste sentido: diferenciamos los deportes de equipo de los individuales, porque los deportes de equipo te acostumbran a comprometerte también con tus compañeros y no sólo con tu desempeño.
El deporte en general acostumbra a los niños a que hay reglas que deben respetarse respecto al juego al que estás jugando y respecto a tu oponente. En esto el deporte es mágico.
Hablando de la resistencia al cambio, ¿qué estrategias usas con tus jugadores?
La estrategia más efectiva en mi opinión —más que en el manejo de la resistencia en un intento de inducir el cambio— es interactuar activando un mecanismo en el que lo que quieres que el jugador (o el equipo) haga, es algo que a él (o al equipo) le conviene. Así que no lo hace porque se lo pidas, sino porque lo beneficia. De esta manera el “problema” tuyo se convierte en el suyo, se convierte en el de ellos.
Éste mecanismo se ejemplifica fácilmente con la frase “Entrena así o estarás en el banco”. Un ejemplo de éste tipo te hace pasar de un problema que tiene el entrenador porque el jugador no entrena bien, a una responsabilidad que le das a tu atleta.
En lugar de decir “tienes que entrenar bien porque entrenar bien significa mejorar, porque tienes que subir el nivel, porque el oponente es fuerte…” es mejor darle un feedback sobre lo que pasa si no lo hace.
Obviamente en el alto nivel hay situaciones diferentes de éste ejemplo. [Osmany] Juantorena, [Simone] Giannelli, [Ivan] Zaytsev saben que su calidad respecto a la alternativa es una garantía de que tú los utilizarás siempre y cuando puedan ofrecer su calidad. Hay veces en que lo dan todo y no tienen éxito, y es obvio que sucede, pero sucede por otras razones.
Así que con ellos tienes que buscar otras palancas. Incluso sin decirlo directamente pero haciéndolo entender —el comportamiento es más importante que las palabras— se comunica que al hacerlo así se dirige hacia lo que le resulta inconveniente.
El mecanismo debe ser hacer de algo que tú quieres algo que ellos quieren porque les conviene. En ese punto lo hacen solos, no tienes que seguir solicitándolo continuamente.
Eso es lo que nos está pasando ahora mismo: sabemos que si salimos de casa retrasamos la salida de esta pandemia, y por lo tanto no nos conviene porque queremos dejar de ver a la gente enfermar, a la gente perder la vida, queremos dejar de estar limitados en nuestra libertad y de no poder decidir a dónde ir… por lo que nos conviene hacer esto. Lo hacemos porque entendemos que nos conviene.
Voleibol femenino y masculino, ¿cuáles son las diferencias?
Entrené hace muchos años un grupo femenino Sub 18 y es una experiencia de la que no huyo, al contrario, porque soy curioso y la curiosidad es la base de la actualización y el crecimiento. Estuve muy cerca de entrenar a un club femenino de primera categoría que en esos años estaba ganando mucho, hace muchos años, pero tomé una decisión diferente porque había iniciado un camino y quería llevarlo adelante para ver a dónde me llevaba.
Las diferencias están ahí y son muchas, pero creo que las diferencias en las que deberíamos centrarnos deberían ser más desde un punto de vista técnico que desde un punto de vista de gestión.
Creo mucho en la gente, sin importar el sexo, la edad, el origen. Así como hay una mujer frágil, con un carácter fuerte, hay un hombre susceptible, inseguro, de carácter fuerte, egocéntrico, humilde… la connotación de los aspectos del carácter que determina la elección que tú haces en la gestión individual del atleta es personal.
Hay otras cosas que diferencian el voleibol masculino del femenino, como el fútbol masculino del femenino, y estos son detalles que deben tenerse en cuenta para la metodología de entrenamiento.
Si mañana fuera a entrenar un equipo femenino, me compararía y hablaría mucho con entrenadores que tienen una metodología específica, en la cancha, en los sistemas de juego. Observo mucho el voleibol femenino y hay algunas cosas que utilizo constantemente como señal para entender que a veces en el masculino damos por sentado cosas que no se pueden hacer sólo porque es cómodo pensar por ejemplo: “La pelota tiene una potencia netamente superior a la de las mujeres así que no podemos defenderla”.
Hay algunas pelotas muy fuertes en el voleibol femenino que las mujeres defienden, y que con la misma potencia los hombres no defendemos. ¿Cómo es posible?
O nos cerramos al hecho de que si no bloqueamos o al menos tocamos la pelota casi parece que con un oponente que ataca no existe posibilidad de break. Pero también hay pelotas manejables, lo que significa que mentalmente no estás predispuesto como las mujeres a tener oportunidades de atacar después de la defensa y crees que las tienes sólo si el bloqueo toca o si el bloqueo logra un punto directo.
A nivel comunicativo, ¿qué tiene que hacer un entrenador para ser efectivo? ¿Qué funciona y qué no?
En mi opinión, la pieza clave que concierne a la comunicación y no sólo a ella, gira en torno al concepto de confianza. La gestión gira en torno al concepto de confianza… que dicho así suena simple, pero en realidad no lo es.
La confianza es una suma de cosas, nosotros hablamos de la gestión de las personas como si fuera un simple estudio de las personalidades y el esquema de cómo actuar ante un susceptible, o un inseguro, o un engreído, pero en realidad elegir el CÓMO y CUÁNDO comunicarse tiene sentido cuando hay confianza. Si no hay confianza, es posible que hayas acertado perfectamente con el perfil de personalidad de tu atleta o tu presidente, puede que hayas acertado el momento de hablar con él, pero si no hay confianza, no se lograrán los resultados que se desea obtener con esa comunicación.
La confianza no es una cosa simple “Confía en mí verás que va a ser así”, es la suma de cuestiones relativas a la profesionalidad, es decir, en qué medida la persona con la que hablas te reconoce como competente y conocedor del tema, en qué medida te considera intelectualmente honesto y en qué medida te considera coherente o cómo juzga tu comportamiento no con respecto a sí mismo, sino con respecto a otras situaciones externas. Cómo te ve interactuar con otros compañeros de equipo, cómo te ve interactuar con un periodista cuando el equipo no está, cómo te ve interactuar con un dirigente sobre el mismo tema. Si le dices a un jugador “Mira, esta cosa es así”, y luego siente que cuando el dirigente está allí no lo dices así porque tienes miedo… bueno, esto actúa en la esfera de la confianza.
Si no lo respetas, no lograrás el objetivo que te propusiste antes de hablar.
El cuándo se relaciona con los aspectos de la personalidad del jugador que tengo frente a mí. Por ejemplo, si tengo frente a mí al jugador que tiene una personalidad fuerte y que —para provocar reacciones positivas en él— es un jugador a desafiar, el momento más adecuado para hacerlo es el momento crítico, porque allí el desafío es doble, porque es emocionalmente inestable y si lo provocas obtienes la mejor condición para lograr un resultado.
En el partido te encuentras con fracciones de segundo en las que tienes que decidir qué estrategia implementar con el jugador.
El jugador inseguro, por otro lado, en el momento crítico tiene que ser consentido, tiene que ser dejado pasar. Con él debes activar primero un mecanismo de confianza en sí mismo, de autoestima, y luego ir a hablar de las cosas que quieres cambiar. Pero no se puede hablar de ello en un momento en que ya se siente lo último de lo último, porque se vuelve devastador y difícil de recuperar. Lo mismo ocurre con el equipo.
Un entrenador tiene que tomar decisiones todo el tiempo. ¿Cómo manejas el time-out?
Está claro que a veces tenemos muy poco tiempo para interpretar la situación, hay algunos time-outs que decidimos hacer gritando porque pensamos que en ese momento el equipo necesita una reacción, aunque dentro del equipo habrá alguien que lo percibirá menos, alguien más… es una manta corta que nunca se ajusta perfectamente a lo que es la necesidad de cada uno y para la que hay que elegir la prioridad.
O hacemos time-outs en los que debemos transmitir calma y lo importante no es tanto lo que dices, sino el tono en el que lo dices. A nivel internacional se hace cada vez más difícil hacerlo porque está la música a un volumen altísimo e incluso cuando quieres transmitir calma tienes que gritar porque estás a un metro de distancia y no te pueden oír. ¡Pero sabemos que si gritas y les dices que se calmen, vas a parecer un loco!
Pero la idea es esta: si tengo que transmitir calma debo comunicarme de forma tranquila.
Cuando el equipo me parece que está asustado, o rígido, o bloqueado porque aún no ha logrado romper el hielo, hay que actuar en consecuencia. Y son fracciones de segundo en las cuales tienes que tomar la mejor decisión.
Ser entrenador es en cierto modo estresante…
Cuando hablamos de estrés, lo hacemos en dos ámbitos.
El primero es el estrés que surge de la responsabilidad que tienes cuando debes decidir sin saber si esa decisión será la correcta (incluso si se consulta a personas de confianza).
El segundo viene de tener que interpretar primero lo que quieres transmitir y lo que el equipo necesita. En realidad, si le diéramos un nombre a éste segundo ámbito, el mismo sería “nunca ser tú mismo, sino ser lo que creo que la gente con la que estoy tratando necesita en ese momento”.
Si soy una bestia y veo que el equipo está nervioso y por eso tengo que transmitir calma, genero para mí mismo una “violencia” que tiene efectos secundarios internamente (ya sean úlceras, canas, herpes que se manifiestan…).
Es una constante estar disponible para lo que se necesita a pesar de lo que instintivamente siento y no puedo expresar. ¡Y no puedo dejarme atrapar! Porque ellos no deben notarlo.
¿Qué haces como entrenador para ayudarte a lidiar con el estrés? ¿Cómo te preparas para el partido?
Personalmente lo que me da un descanso del estrés es saber que he hecho todo lo que planeaba hacer en términos de preparación.
No hablo de la camiseta, el calcetín… (la superstición), hablo de haber terminado de preparar la sesión de video, y si ya lo he hecho aún mejor, porque hasta que no lo haya hecho de todos modos tengo que gestionar eso también. No puedes entrar en la sala de video confundido o preocupado por mostrar la habilidad de tu oponente, porque ese también es un momento decisivo, junto con la charla en el vestuario y los time-outs que son las tres etapas del trabajo de un entrenador.
En resumen, tener resuelto todo lo que estaba planeado que el equipo hiciera hasta el comienzo del partido.
Antes de los partidos, por ejemplo, me escondo, pero no porque esté nervioso, sino porque tengo que prepararme para hablar con el equipo antes de entrar en el vestuario, me preparo emocionalmente para el discurso que tengo que hacer. Por eso me aíslo, porque si me estoy preparando para transmitir agresividad, no puedo distraerme hablando con otras personas, es muy importante poder mantenerse concentrado.
Es exactamente el proceso que sigue un atleta que se prepara con su rutina para estar listo.
Por supuesto. Luego con los años y la experiencia los partidos se viven de una manera diferente, porque cuando has vivido una serie de situaciones de la mayor importancia te acostumbras a manejar esos momentos, conoces mejor los detalles de esa área.
Así que: he preparado las cosas y he hablado con el equipo… y cuando he terminado de hacer esto me siento: ¡Aaah! He hecho todo.
Está claro que si hemos entrenado bien estoy más tranquilo, pero si hemos vuelto de una semana desastrosa tenemos que ver si el equipo todavía puede ofrecer un desempeño importante.
En la práctica, durante los torneos, cuando termino de trabajar me apoyo en una película o una serie de televisión, porque con los libros me distraigo, divago demasiado, y luego durante el día trato de encontrar tiempo para mi actividad deportiva personal, necesito cansarme físicamente.
Incluso el entrenador tiene que encontrar válvulas de escape para canalizar su energía…
Sí, también porque en el partido continúa adaptándose a lo que ve y hace correr pensamientos sobre qué hacer, qué hacer, qué hacer.
¿Cómo se apoya a un atleta inseguro? ¿Un atleta que repentinamente pierde certezas o ha rendido por debajo de su potencial?
En esto, la comunicación es especialmente importante en la sincronización. Incluso en un momento difícil el atleta tiene algunos altibajos, por lo que tienes que elegir un momento un poco más “alto” y tal vez actuar de modo que (estamos hablando de equilibrismos) sea él quien venga a hablar contigo.
Eso ya es algo que te adelanta para darle confianza porque sabes que tu atleta se ha dado cuenta. El jugador es consciente de su dificultad, viene a pedirte ayuda, y está listo para recibirla, dando ya un paso hacia una posible resolución.
Ocurre en todas las situaciones, si uno se da cuenta de ellas y las acepta, tiene más posibilidades de resolverlas. Si uno pretende que no existen, que dependen de otros y que no puede hacer nada, la posibilidad de resolverlo es muy baja, de hecho, uno a menudo se niega a hacerlo escondiéndose detrás de estas excusas.
Así que creo que lo primero que hay que hacer es encontrar una estratagema para que la persona elija venir y hablar contigo, y en ese punto puedes ser más eficaz para tratar de ayudarlo.
¿Cómo? Definitivamente hablando de puntos fuertes, pero si la idea no es sólo sacarlo de una situación difícil, sino hacerlo más fuerte para que se meta lo menos posible en ella, aunque sea un momento difícil yo elijo hablarle de las cosas en las que no es bueno y cómo mejorarlas. Esto expresa un sentido de confianza en la persona que está pensando:
“Si también me habla de algo que no me va bien ahora mismo cuando ambos estamos luchando con mi dificultad, significa que no duda ni por un momento de que puedo salir de ella”.
Estos son mensajes sutiles y muy importantes.
[Continuará]
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Éste artículo fue publicado originalmente en el sitio web de Giulia Momoli
Giulia Momoli
En el ámbito deportivo destacó como jugadora de voleibol de playa al coronarse en tres ocasiones campeona de Italia (2007, 2012 y 2015) y obtener más de 50 medallas nacionales e internacionales. Fue la primera atleta italiana en recibir el título de Entrenador de Voleibol de Playa por mérito deportivo y en 2016 el CONI le otorgó la medalla de bronce al valor atlético. Su desarrollo académico transcurrió en paralelo con su carrera deportiva y en 2005 obtuvo su título como Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Padua. En 2013 finaliza el Máster en Coaching de Ekis The Coaching Company, certificándose como Mental Coach in Life, Sport & Business. También realizó estudios certificados en áreas relacionadas al coaching y al rendimiento deportivo, y en 2019 el Máster nivel 1 y nivel 2 con Giorgio Nardone. Como escritora, promueve personalmente su imagen a través de una actividad constante y muy popular en redes sociales y en su sitio web, edita su propia columna en una revista deportiva online y también firma numerosos artículos en periódicos de su país.