Entrevista con Gianlorenzo “Chicco” Blengini, entrenador de la Selección masculina de voleibol de Italia (II)

Competiciones importantes, las tres características de un entrenador, gestionar las victorias

¿Cómo abordas las competiciones importantes? ¿Cómo acompañas al equipo?

En mi opinión, y lo digo también para la parte técnica, los entrenadores no debemos pensar en los ejercicios. Éste no es el mayor discriminador para diferenciar quién es más competente de quién es menos competente. En mi opinión el mayor discriminador en la parte técnica es: el mejor entrenador es el que identifica la prioridad que el equipo tiene o debe tener para jugar mejor. Porque muchas cosas, si no juegas bien, no funcionan muy bien, pero debes entender cuál es la razón principal, la que te permite inmediatamente, mejorar, dar un paso adelante. Si te equivocas en la razón, te equivocas en el análisis y probablemente también te equivocas en la medicina.

Y eso también se aplica al jugador individual. Si mi atleta ataca afuera, no es suficiente que le haga hacer un ejercicio de ataque para disminuir la posibilidad de que ataque afuera. La diferencia la hace no el tipo de ejercicio que le hago hacer, sino identificar lo que le hace comete ese error: ¿le pega mal? ¿Elige un golpe que no es adecuado? ¿Está fuera de tiempo? ¿Erra la carrera? ¿No acelera la carrera? ¿No acorta el último paso porque la pelota está un poco desviada?

Hay un número de cosas que pueden llevar a un error. La decisión de cuál es la razón principal, por tanto el diagnóstico, es fundamental para decidir cómo curar que es entonces el ejercicio. Por eso digo que no te concentres en el ejercicio, sino en tu habilidad para encontrar dónde está el problema frente a una situación que no funciona.

Lo mismo ocurre con la forma en que acompaño al equipo en un partido difícil, en un torneo importante. Depende del diagnóstico que haga: ¿veo un equipo que no tiene confianza? Tengo que trabajar mucho sobre eso. ¿Veo un equipo que es presuntuoso? Tengo que ponerlos bajo estrés durante los entrenamientos, generando situaciones en las que no pueden alcanzar los objetivos que les pongo, y gracias a las cuales quizás se den cuenta de que no es oro todo lo que brilla y que aún queda mucho camino por recorrer antes de que puedan considerarse preparados para un torneo tan difícil, un juego tan importante o un play-off. Los entrenadores tenemos que estar continuamente golpeando el aro y golpeando el barril. [N. del T.: expresión figurada, similar a “corriendo con la liebre y cazando con los sabuesos”.]

¿Cómo se hace responsable a un jugador para que sea el primer entrenador de sí mismo?

Seguramente eligiendo objetivos adecuados tanto con respecto al equipo como al individuo y a su propio progreso en el intento de mejorar, en el intento de hacer carrera y en el avance. Necesitas estar atento a no poner objetivos demasiado fáciles, ya que de ese modo no son estimulantes, pero al mismo tiempo hay que evitar ponerlos demasiado grandes porque el riesgo es llevar al atleta a la frustración que es un lastre que a veces lo hace renunciar. Cuando, como entrenador, erras y fijas un objetivo demasiado pequeño, puedes corregir el tiro, pero si llevas a tu jugador a vivir un período de frustración por darle un objetivo demasiado grande, se hace difícil reducirlo.

En el coaching, una característica que debe tener un objetivo para ser correctamente formulado es la mezcla justa de motivador y factible.

Necesitas ser equilibrado —que es diferente de mediocre— en dar objetivos difíciles pero factibles, para mí esta es la clave. Tienes que trabajar duro, pero puedes lograrlo. Lo vemos, por ejemplo, en la elección de los ejercicios con puntuación que proponemos al equipo: si ocurre una vez que interrumpo el entrenamiento sin haber alcanzado el objetivo, OK, puedo también hacer un mea culpa y decir “OK chicos, entrenaron bien, yo me equivoqué”, pero si ocurre más a menudo hay dos casos: o los entierras, o pones en peligro la confianza que tienen en tu profesionalidad.

Esto debería considerarse también con los jóvenes: empezar a decir a los niños que juegan que sueñen con la selección nacional (entrenador o padre) es una piedra que corre el riesgo de arruinarlos.

¿Tienes mentores? ¿En qué sentido han sido puntos de referencia para ti?

Trato de obtener un poco de inspiración de todos, soy muy curioso, trato de conocer a gente que tiene poco que ver conmigo, yendo a entender su historia. Me gustan las biografías, las películas, los documentales, los libros, acabo de volver al estudio de Maradona. Jobs es otro de los personajes que he tratado de investigar. En general me encantan las biografías de entrenadores de fútbol, de básquetbol. No los estudio como si fueran libros técnicos, pero tal vez en 100 páginas encuentro un enfoque, una pista, una frase que me puede ser útil.

La experiencia que considero más importante de mi carrera fueron los cinco años de colaboración con Julio Velasco y posteriormente permanecer en contacto también a nivel personal. Con él absorbí realmente muchos aspectos de la toma de decisiones, te diría todo sobre la lógica, en el sentido de la capacidad de añadir elementos para extraer conclusiones. La lógica es la siguiente: tengo un número de elementos, los pongo juntos con un orden y luego llego a una conclusión. Y no hago lo contrario, es decir, parto de una convicción y luego busco elementos que la confirmen… porque eso no es lógica, es ir a donde yo quiero ir.

Entrenar siguiendo la lógica es importante: trato de juntar las impresiones que tengo con la información que tengo, hago un proceso de ella y llego a una conclusión lo más fiable posible en comparación con lo que sé. Y ahí es cuando pienso que voy hacia la decisión que respecto a las condiciones que tengo y lo que soy capaz de hacer tiene más sentido. La experiencia con Julio ha sido una experiencia de crecimiento también desde éste punto de vista… pero todas estas son cosas que no nos contamos, no hablamos de ellas en el verdadero sentido de la palabra como si fueran lecciones, son habilidades que se absorben cuando haces un viaje con una persona, una influencia que toca tu actitud y se convierte en un compartir muy denso. Nació cuando vivíamos en simbiosis en el club y permanece hasta hoy cuando nos vemos cuando podemos.

¿Cuáles son en tu opinión tres características a nivel mental y emocional que un entrenador debe estudiar, cultivar, aprender?

1. Gran personalidad porque tienes que decidir: puede que hayas consultado incluso a la lámpara de Aladino pero al final tienes que tomar la decisión, así que se necesita carácter, se necesita personalidad. No tienes que pensar en lo que pasa si la decisión a la que llegas luego sale mal, tienes que tener la capacidad de juntar todos los elementos de los que hablaba antes y tomar una decisión. Muy a menudo también tenemos poco tiempo para hacerlo, y teniendo poco tiempo, es esencial tener carácter para tomar una decisión sabiendo que luego la responsabilidad es tuya.

2. Mucha disponibilidad porque hay que adaptarse a la personalidad de los atletas para que sean eficientes, a las necesidades del equipo para entender qué hacer en los momentos de dificultad o cuáles son los momentos en los que hay que estimularlo, etc. Esto requiere mucha ductilidad y como entrenador no se puede decir “Soy así y punto, si me quieren me tomarán así”. En mi opinión, así se dura poco y no me refiero al tema de que lo releven de sus funciones, sino al hecho de que probablemente un entrenador que piense así se arriesga a tener una carrera plagada de problemas profesionales y que no van bien con la búsqueda de la eficiencia del equipo.

3. Tener una buena dosis de autoestima, porque hay muchos momentos en el camino que —aún cuando terminan con éxitos— necesitan mucha autoestima. Incluso en un partido que ganaste 3-0, seguramente tuviste un momento difícil. Probablemente pequeño y por menos tiempo que el partido que pierdes, pero lo hubo. Así que la capacidad de tener confianza, de tener autoestima, de insistir en las elecciones que has hecho, de decidir cambiar de opinión sin tener miedo de que piensen que no tienes ideas claras… todo esto es parte de tener una sólida autoestima, lo que no significa ser engreído.

También porque tienes que soportar los choques, la presión, las expectativas… y cuanto más alto estás, más expuesto estás a ser juzgado.

Y esto sigue siendo parte de la presión… antes del Mundial en casa [2018] había presión, pero me gusta la presión porque —digamos las cosas como son— si hago algo y no tengo presión, significa que no es importante y entonces si hago algo donde tengo mucha presión, significa que es importante. La presión es agradable y acompaña a algo significativo que estás haciendo.

Soñamos con aumentar la ambición.

¿Cómo manejas el momento del éxito? ¿Qué cambia después de una medalla tan importante?

Lo que más me enorgullece de todos los elogios que he recibido es cuando me dicen que comparado con antes de la medalla de plata de Río 2016 no he cambiado. En mi opinión se maneja naturalmente, lo que traté de hacer es no tratar a nadie de manera diferente, por ejemplo, seguir respondiendo a todos los que me escribieron en Facebook… te doy éste ejemplo porque para mí era un asunto personal, me importaba: era muy difícil, terminé en diciembre de responder a todos los mensajes, ¡pero quería hacerlo! Mi esposa solía decirme en broma: “Dales los saludos navideños ya que estás”.

Sigo intentando estar disponible para todos tanto como puedo. Incluso ahora, en éste momento que estamos viviendo, estoy tratando de contribuir.

¿Qué hay de los atletas? ¿Cómo evitas que se la crean?

Creo que si llegas a la selección nacional, a ganar una medalla de plata, o si llegas a ganar un Scudetto, o una Liga de Campeones, sabes que mañana puedes perder, porque perdiste otras veces antes de ganar y viste a quién ganó esa vez, perder. En el sentido de que no llegas a jugar esos momentos si no tienes esto muy claro, no llegas. Puede sucederle a un chico que a los 16/17 años se proyecta alto, o que está al inicio de su experiencia vivencial desde el punto de vista deportivo y gana inmediatamente. Entonces es diferente, porque todavía no sabe… no ha pasado por experiencias en las que a pesar de ser el más fuerte ha perdido, o ha visto al más fuerte perder y otros ganar. Pero si te pierdes esa cosa no llegas a los 25/30 a tener la oportunidad de jugarla. Los jugadores no sólo lo saben por su cuenta, sino que están ahí para jugarse esa oportunidad porque ya lo saben.

La lección que expresan estas palabras tuyas es que esta mentalidad debe ser cultivada a lo largo del tiempo.

Te digo esto, un gran jugador me enseñó algo hace muchos años sin saberlo (porque no lo sabe). Después de una muy mala derrota me dijo una frase muy importante.

Después de la derrota había hecho entrevistas individuales con los que estaban más en dificultad o con los que podían ser más decisivos para restablecer el curso de las cosas, en resumen hay diferentes estrategias que eliges, y en una de estas entrevistas individuales el jugador me dijo: “¿Por qué tenemos que hablar?

En ese momento estaba sentado frente a él y añadió: “Yo hoy no me siento más débil que ayer, así como no me siento más fuerte el día después de una gran victoria o después de un scudetto”.

Y creo que esto es fundamental porque se trata de la autoestima, se trata de no creérsela, se trata de la diferencia entre tener una gran autoestima y no ser engreído.

Saber reconocer su propio valor independientemente del resultado.

Exacto, incluso negativo, que es la parte difícil. Y esta mentalidad te tranquiliza inmediatamente por el hecho de que si hubiera que ir a la cancha esta tarde, éste atleta iría con la misma convicción de poder ganar que tenía antes de perder ese partido importante. Que es lo que un entrenador quiere implícitamente regenerar en su jugador después de la derrota, junto con la confianza. Con un jugador así también sabes que en la situación opuesta, después de una victoria importante, nunca se sentirá satisfecho.

Le dije: “Estamos bien, llama a otra persona”.

Espero que esta entrevista te haya dado más motivos para pensar. Gracias a Chicco, un gran entrenador de nuestro voleibol que se ha puesto a disposición.

Puedes encontrar la primera parte de la entrevista aquí. Si te gustó, siéntete libre de compartirla.

Giulia


Éste artículo fue publicado originalmente en el sitio web de Giulia Momoli

Giulia Momoli
Giulia Momoli

En el ámbito deportivo destacó como jugadora de voleibol de playa al coronarse en tres ocasiones campeona de Italia (2007, 2012 y 2015) y obtener más de 50 medallas nacionales e internacionales. Fue la primera atleta italiana en recibir el título de Entrenador de Voleibol de Playa por mérito deportivo y en 2016 el CONI le otorgó la medalla de bronce al valor atlético. Su desarrollo académico transcurrió en paralelo con su carrera deportiva y en 2005 obtuvo su título como Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Padua. En 2013 finaliza el Máster en Coaching de Ekis The Coaching Company, certificándose como Mental Coach in Life, Sport & Business. También realizó estudios certificados en áreas relacionadas al coaching y al rendimiento deportivo, y en 2019 el Máster nivel 1 y nivel 2 con Giorgio Nardone. Como escritora, promueve personalmente su imagen a través de una actividad constante y muy popular en redes sociales y en su sitio web, edita su propia columna en una revista deportiva online y también firma numerosos artículos en periódicos de su país.