A menudo los entrenadores nos quejamos del escaso número de sesiones de entrenamiento a nuestra disposición. Especialmente en las ligas de aficionados (que en Italia, aunque con diferentes mediaciones, incluyen a todas las ligas desde la B1 hasta la 3ª división) no siempre es posible realizar cuatro o cinco sesiones de entrenamiento por semana. A menudo nos conformamos con tres sesiones, que creo que es el número que mejor representa la situación típica. Ya hablaremos de programación semanal pero, mientras tanto, ¿cómo se gestiona una sola sesión de entrenamiento, que suele durar entre 120 y 150 minutos? Por supuesto, la sesión de entrenamiento individual tiene diferentes objetivos en función del momento de la temporada, la proximidad del día del partido, la situación física de tus atletas (fatiga, estrés, lesiones). Creo que, en cualquier caso, si es cierto que el día del partido se juega en relación a cómo se ha entrenado, es imprescindible que todo entrenador prepare y organice la sesión de entrenamiento de la mejor manera posible.
La primera cosa, por lo tanto, es preparar la sesión de entrenamiento. Sin presumir de tener tanta experiencia como para poder improvisar una vez en el gimnasio. Todos hemos sido estudiantes: ¿quién, al menos una vez, no se ha dado cuenta de que uno de nuestros profesores no había preparado la lección y estaba improvisando? Pues bien, debes saber que nuestros atletas son como los estudiantes: nos desenmascaran inmediatamente. Para evitar riesgos y pérdidas peligrosas para nuestra imagen y profesionalidad (también en éste caso los atletas son como los estudiantes: no perdonan), la sesión de entrenamiento debe estar preparada, escrita, quizá con algunos ejercicios de reserva para tener siempre a mano. Yo diría que hay tres elementos esenciales para preparar una buena sesión de entrenamiento:
- saber cuántas personas habrá en el gimnasio
- saber cuánto tiempo se tendrá a disposición
- saber cuáles serán las “fuerzas” que se tendrán a disposición (número de pelotas, equipamiento, pelotas medicinales, carros, asistentes, etc.).
Evidentemente, antes de estos tres elementos, hay una cosa fundamental que debe estar clara en tu mente cuando te sientes en tu mesa y pienses en tu entrenamiento de la tarde o del día siguiente: el objetivo. No está nada mal, por seguir con la metáfora escolar, seguir las indicaciones que todos hemos recibido para desarrollar un tema en secundaria o bachillerato:
- definir el tema
- preparar una tesis y los argumentos para sostenerla
- preparar una variante
- llegar a una conclusión.
En definitiva, debemos tener claro antes de entrar en el gimnasio si el objetivo de ese día será principalmente el entrenamiento de la fase de saque, en lugar de la defensa con bloqueo individual o del contraataque con primer tiempo. Esto se debe a que también será necesario que los atletas sepan exactamente para qué están trabajando. Además del tema principal, habrá algunos temas secundarios pero relacionados. Por encima de todo, habrá algunas cosas que claramente queremos de nuestros atletas. Por lo tanto, es una buena práctica explicarlas en detalle y quizás preparar de antemano las correcciones que serán necesarias. También hay que tener en cuenta la posibilidad de que el trabajo planificado y organizado no funcione. En ese caso, es importante tener preparada una variante, un objetivo de reserva que permita no desperdiciar un tiempo precioso. Por último, las conclusiones deben compartirse con los atletas. Al igual que se hace con los scout después de un partido, también al final del entrenamiento hay que dar un feedback a los atletas, que normalmente esperan saber cómo han entrenado.
En detalle:
Fase inicial (20-25 minutos):
Breve reunión previa al entrenamiento con los atletas, donde se detallan siempre y en cada caso los objetivos y ejercicios que se propondrán.
Calentamiento, ejercicios articulares, estiramiento, fútbol sala (u otro juego), marcha coordinada, reanudación, calentamiento del salto con bloqueo
Fase de primer contacto con la pelota (10-15 min.):
Peloteo en parejas, a-b-c, peloteo en parejas o tríos a través de la red atacando desde segunda línea para calentar gradualmente el salto para el ataque y el golpeo de la pelota. La pelota es nuestro instrumento, tenemos que ser capaces de controlarla con gran calidad. Sobre todo en la fase precompetitiva de la temporada, dedico mucho tiempo a un trabajo que tomé prestado del básquetbol: el ball handling. Es una forma sencilla de “jugar” con la pelota, aprendiendo a controlarla y a “comandarla” divirtiéndose.
Fase de ataque libre con la pelota (10-15 min.):
A la red hay que ir siempre, en todas las sesiones de entrenamiento. El momento del ataque libre permite a los atacantes mejorar la sintonía con el armador en las pelotas rápidas, en el primer tiempo, en la segunda línea, en las combinaciones. En esta fase no hay que tener miedo a equivocarse, hay que probar y volver a probar, aprendiendo tanto de los errores como de la ejecución efectiva. Normalmente se consigue un ritmo más alto si los dos armadores permanecen armando en la misma mitad de la cancha.
Parte central (70-90 min.):
Este es el momento clave, en el que hay que introducir el ejercicio relacionado con el objetivo principal del entrenamiento. Naturalmente, al principio de la semana la atención se centrará en el trabajo analítico, la técnica individual. A medida que se acerque el partido prevalecerán los ejercicios de 6 contra 6. En general, el juego nunca debe faltar y nunca debe durar menos de una hora (que es, en una buena aproximación, la duración mínima de un partido). El voleibol es un deporte de situación, por lo que desarrollar el mayor número posible de situaciones de juego (incluso el 1 contra 1 o el 2 contra 2 son ejercicios de juego) garantiza el crecimiento técnico y táctico de los atletas.
Parte final (15-20 min.):
Saque y recepción. Es importante no relegar siempre el tiempo dedicado al saque y recepción al final del entrenamiento, cuando a menudo los atletas no están en condiciones psicofísicas óptimas. En particular, con la revolución del Rally Point System, el saque y la recepción tienen una importancia incuestionable: es necesario encontrar más momentos “centrales” para entrenar estos dos fundamentos.
Relajación, estiramiento y un breve análisis, junto con los atletas, de la calidad del entrenamiento y de si se han alcanzado o no los objetivos fijados.
Para concluir, si tuviera que responder con una sola palabra a una pregunta del tipo: “¿cuál es la cosa más importante para que una sesión de entrenamiento sea eficaz?”, respondería sin dudarlo: RITMO.
Mauro Berruto
Nació en 1969 en Turín, se graduó en Filosofía por la Universidad de Turín y fue entrenador profesional de voleibol durante 25 años. Tras una larga experiencia en las ligas de Italia y Grecia y con la selección de Finlandia, entre 2010 y 2015 dirigió a la selección italiana con la que obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. En 2018 fue designado por la FITARCO director técnico de los equipos olímpicos, logrando con el equipo mixto la medalla de oro en el Campeonato Europeo de 2018, la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de 2019 y la clasificación olímpica. Actualmente dicta la materia “Inestabilidad” en la Escuela Holden, donde entre 2016 y 2018 fue Director General y actualmente integra el consejo de administración. Es autor de las novelas Andiamo a Vera Cruz con quattro Acca e Independiente Sporting y el ensayo Capolavori. Allenare, allenarsi, guardare altrove. También es un conferenciante muy solicitado, columnista y colaborador periodístico de varios medios italianos.