Hace poco estuve en la Escuela del Deporte del CONI en un curso para técnicos de IV grado junto con Alessandro Mora. Una herramienta que le dimos a los entrenadores presentes y que fue considerada muy efectiva es el feedback sándwich.
¿Cuántas veces has tenido que comentar un partido, un desempeño, un entrenamiento, una actitud, sea como entrenador, como jugador, como padre?
“Jugué mal”, “En el juego de ayer di pena”, “Estamos apagados, tenemos una mala actitud”, “No jugamos en equipo”, “Fallamos demasiados tiros”, “Se equivocaron aquí, aquí y aquí”, “Faltó la táctica que habíamos entrenado”, “Se confundieron en sus asignaciones”, “¡Sábado a la noche cobertura cero!”, “¡Estuvieron en otro mundo!”
Es una práctica común, útil y natural comentar los juegos y los entrenamientos, a veces, por desgracia, no lo haces de forma inteligente y como resultado generas malos sentimientos. Unas pocas palabras de más o mal dichas en caliente, pueden contribuir a crear una atmósfera tensa en el vestuario.
La comunicación puede entrar en la cancha y darnos apoyo
Hoy te presento el feedback sándwich, una herramienta de crecimiento extraordinaria que te permite dar a tu equipo o a tus hijos información de calidad.
Antes de llegar al fondo del asunto, me gustaría que memorizaras una cosa: el feedback efectivo se da siempre al comportamiento, nunca a la identidad del individuo.
“Has hecho algo estúpido” es muy diferente de, “Eres estúpido”.
“Estás actuando distraído” es diferente de, “Eres distraído”.
“Has jugado por debajo de tus habilidades” es diferente de, “¡Eres desmañado!” o “¡Eres un perdedor!”
Un feedback dado a la identidad pone a la persona que lo recibe a la defensiva, la cierra, la ofende y pierde por completo el sentido del mensaje para el cual fue concebido: puedes crecer en esto.
La información que se da al comportamiento en cambio, es estimulante, objetiva, motivadora para mejorar.
No es una acusación, ni un juicio, al contrario, es una herramienta siempre positiva… yo digo que es un regalo, porque la persona que me da un feedback se toma la molestia de hacerme notar algo que me costaba ver.
Se llama feedback sándwich (o a sándwich) porque consiste en tres partes
La parte superior del pan corresponde a: ¿QUÉ HA IDO BIEN?
Comienza con dos o tres cosas que se han hecho bien, que están bien, del partido o del entrenamiento o del gesto examinado. No tanto para ser positivo, sino porque hay que ser objetivo: ¡incluso en la peor actuación existe algo bien hecho! En esta etapa es importante ser coherente al decir lo que salió bien, así que créanlo y no lo digan sólo por decirlo con el riesgo de ser malinterpretado.La parte central del sándwich es: ¿QUÉ PODEMOS/PUEDES MEJORAR LA PRÓXIMA VEZ?
Esta parte del feedback se concentra en lo que hay que mejorar. Atención: no sobre lo que se hizo mal, o sobre el error, sino sobre lo que podemos mejorar, porque la palabra mejora presupone que haya un crecimiento y que se pueda salir de esa situación.La parte inferior del pan es: ¿CÓMO PODEMOS/PUEDES MEJORARLO, CÓMO PODEMOS/PUEDES HACERLO DIFERENTE?
La tercera parte del feedback consiste en dar una estrategia, aportar una solución. Un entrenador que sólo le dice a su atleta lo que ha hecho mal, lo enfoca en el error, no le proporciona un comportamiento en el que trabajar y no lo ayuda a encontrar formas de salir. Lo valioso es, en cambio, saber cómo debe hacer y qué debe hacer para mejorar esa cosa específica.
El feedback es excelente en las reuniones de equipo, en las reuniones con el individuo o al comentar un gesto técnico (en una situación en la que se tiene tiempo para intervenir) y durante un video.
Ejemplo de voleibol:
Intervención al equipo: 1. “El domingo la defensa y el contraataque de la pelota alta salieron bien y me gustó la actitud que tuvimos durante el primer y cuarto set”, 2. “Podemos mejorar el porcentaje de recepción para aprovechar más el juego en el centro”, 3. “Lo haremos ordenando durante esta semana las responsabilidades de recepción y específicamente la recepción del ataque que viene a la posición 5. ¡Presten atención de inmediato!”
Intervención al individuo, en una corrección del gesto técnico: 1. “Bien el movimiento de los pies y la posición del cuerpo con respecto a la pelota”, 2. “Puedes mejorar la trayectoria que sale demasiado extendida”, 3. “Separa los brazos del cuerpo para levantarla”.
Es mucho más eficaz enfocar la atención en lo que hay que mejorar y no en el error.
Hacer hincapié en un error puede agravar la situación porque, como expliqué en éste artículo, el cerebro aprende a alimentarse de lo que hacemos mal y no de lo que hacemos bien. Decir repetidamente, “te equivocaste en esto y en aquello” es muy improductivo: el error ya está en el pasado, y ahora no podemos hacer nada al respecto. Si bien es útil detenerse un momento para tomar conciencia de lo que no estamos haciendo bien, luego nuestra atención debe centrarse en lo que hay que hacer.
Nuestra cultura requiere que enfoquemos mucha de nuestra energía en los errores: tomemos la escuela por ejemplo. La maestra de pequeños resaltaba en rojo las cosas equivocadas, ¿recuerdas? Me pregunto, ¿por qué no nos enseñaron a resaltar en verde las cosas correctas?
De acuerdo con éste razonamiento, ¿a dónde nos lleva a ver repetidamente durante un video lo que hicimos mal? ¿No es mejor darse cuenta del error y luego ver 3, 4, 5 veces la repetición hecha de la manera correcta? Mostrémosle varias veces a nuestros hijos (y a nosotros mismos si hacemos los videos nosotros) el movimiento correcto/perfecto.
La misma dinámica del feedback puede ser utilizada por los propios atletas, especialmente si son muy estrictos con su desempeño. Siempre pido a los atletas que sigo que me envíen feedback después de los entrenamientos o después del partido y al principio, cuando aún no conocen éste instrumento, me escriben cosas como: “Esta noche me sentí lento, estaba apagado”, o “Hoy no me gustó”, “Esta noche estaba cansada”, “Hoy me puse nerviosa y desconcentrada”, “No hago punto en el contraataque”.
Les hago aplicar los tres pasos para que en cada entrenamiento y en cada partido me encuentren siempre al menos tres cosas que han ido bien y que, a las que hay que mejorar, le encuentren una solución.
Y para concluir, si eres padre, esta es una herramienta maravillosa para hacer que tus hijos sean conscientes de algunos comportamientos, salvaguardando al mismo tiempo su autoestima.
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Éste artículo fue publicado originalmente en el sitio web de Giulia Momoli
Giulia Momoli
En el ámbito deportivo destacó como jugadora de voleibol de playa al coronarse en tres ocasiones campeona de Italia (2007, 2012 y 2015) y obtener más de 50 medallas nacionales e internacionales. Fue la primera atleta italiana en recibir el título de Entrenador de Voleibol de Playa por mérito deportivo y en 2016 el CONI le otorgó la medalla de bronce al valor atlético. Su desarrollo académico transcurrió en paralelo con su carrera deportiva y en 2005 obtuvo su título como Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Padua. En 2013 finaliza el Máster en Coaching de Ekis The Coaching Company, certificándose como Mental Coach in Life, Sport & Business. También realizó estudios certificados en áreas relacionadas al coaching y al rendimiento deportivo, y en 2019 el Máster nivel 1 y nivel 2 con Giorgio Nardone. Como escritora, promueve personalmente su imagen a través de una actividad constante y muy popular en redes sociales y en su sitio web, edita su propia columna en una revista deportiva online y también firma numerosos artículos en periódicos de su país.